
Ciclos formativos para aprender a crear videojuegos: innovación y práctica en un sector en auge
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La industria de los videojuegos ha pasado de ser un nicho de entretenimiento a convertirse en un gigante económico que supera al cine y la música juntos. A nivel global no para de crecer: se estima que alcanzará 321.000 millones de dólares en 2026. Durante la pandemia también se disparó, expandiéndose un 26% entre 2019 y 2021. En España el panorama es igual de prometedor: el sector facturó 1.795 millones de euros en 2021 (un 2,75% más que el año anterior), con 18 millones de jugadores habituales. Este boom se traduce en empleo: la industria española dio trabajo directo a casi 10.000 profesionales en 2022 y prevé superar los 13.000 empleos en 2025.
Toda esta expansión dispara la demanda de nuevos talentos. Las empresas de videojuegos buscan cada vez más especialistas capaces de crear juegos innovadores y de calidad. Programadores, diseñadores, artistas 3D, animadores, guionistas e incluso expertos en marketing o audio son perfiles muy solicitados. En palabras de un informe reciente, “el aumento del consumo se traduce en un aumento de la demanda de trabajadores cualificados en las distintas áreas de creación de un videojuego”. En resumen: nunca hubo un mejor momento para formarse y entrar en el mundo profesional del gaming.
Empresas que buscan talento en videojuegos
El éxito comercial de los videojuegos ha llevado a que tanto multinacionales como estudios independientes estén continuamente buscando profesionales formados. Gigantes internacionales –Sony, Microsoft, Nintendo, Ubisoft, Electronic Arts, Epic Games, entre otros– invierten en nuevos proyectos y necesitan ampliar sus equipos. Muchas de estas compañías incluso cuentan con sedes o estudios en España; por ejemplo, Ubisoft abrió un estudio de desarrollo en Barcelona además de su sede en Madrid. Del mismo modo, empresas móviles como King (creadora de Candy Crush) o Riot Games (League of Legends, con oficina en Barcelona) reclutan desarrolladores y artistas localmente.
Junto a las grandes firmas, el ecosistema de estudios españoles también crece. Nombres destacados como MercurySteam (Madrid, co-desarrolladora de Metroid Dread), Tequila Works (Madrid, creadores de Rime), Social Point (Barcelona, juegos móviles) o Pendulo Studios (pioneros en aventuras gráficas) son ejemplos de compañías nacionales que contratan a expertos en diferentes áreas del desarrollo. Ya sea para trabajar en un AAA ambicioso o en un creativo proyecto indie, las oportunidades abundan. Y no solo hacen falta programadores: los equipos de videojuegos integran profesionales de muchos ámbitos –desde arte y animación hasta música, narrativa, pruebas (testers) o gestión de comunidades– para dar vida a cada juego. En definitiva, el mercado laboral del gaming está ávido de nuevos profesionales apasionados y bien preparados.
Formación en desarrollo de videojuegos: ciclos formativos innovadores
¿Cómo prepararse para entrar en este apasionante sector? Existen varias rutas formativas, pero una de las más accesibles y prácticas son los ciclos formativos especializados en videojuegos. A diferencia de un grado universitario más teórico, los ciclos de Formación Profesional (FP) se enfocan en aprender haciendo, con contenidos orientados a las necesidades reales de la industria. Por ejemplo, ENTI (Escola de Noves Tecnologies Interactives de Barcelona) ofrece ciclos formativos de grado superior específicamente diseñados para aprender a crear videojuegos desde la innovación y la práctica. Entre sus programas destacan el ciclo de Animación 3D, Juegos y Entornos Interactivos (AJEI) y el ciclo de Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma – perfil Videojuegos y Ocio Digital (DAM-VIOD).
Estos programas combinan habilidades técnicas y creativas. En el caso de DAM-VIOD de ENTI, por ejemplo, los estudiantes adquieren una base sólida en programación multiplataforma, aprendiendo a desarrollar tanto aplicaciones de escritorio como juegos móviles, además de gestionar bases de datos y sistemas operativos. Al mismo tiempo, el ciclo de Animación 3D y Juegos les forma en el arte digital, modelado, ilustración y diseño visual de entornos y personajes. Esta formación multidisciplinar permite a los alumnos acceder a una gran variedad de opciones laborales, ya que “los conocimientos de programación son profundos y multidisciplinares, lo que les permite moverse en múltiples oportunidades profesionales y especializarse en lo que prefieran”, según explica Rafa Laguna, profesor del centro.
En la práctica, un estudiante de estos ciclos sale preparado para ocupar puestos como programador de juegos, diseñador o artista 3D, entre otros. De hecho, los profesores destacan la diversidad de salidas laborales de esta formación: desde game designers, animadores y modeladores 3D, hasta testers de calidad, concept artists o incluso roles en sectores relacionados como la publicidad, el diseño web o la animación para cine y televisión. Todo esto se logra con metodologías activas: proyectos reales, asignaturas adaptadas a tendencias actuales, y un contacto permanente con las herramientas y motores de juego usados en los estudios profesionales. En pocas palabras, estos ciclos formativos ofrecen un entrenamiento integral para que los futuros desarrolladores lleguen al mercado con experiencia práctica y un portafolio bajo el brazo.
Trabajo en equipo, creatividad e innovación: claves del desarrollo de videojuegos
Aprender a hacer videojuegos no consiste solo en dominar la técnica, sino en entender que son un esfuerzo colaborativo y creativo. Un juego exitoso es fruto del trabajo conjunto de programadores, diseñadores, artistas, músicos, guionistas y más. Por eso, el trabajo en equipo es crucial desde la etapa de formación. En los ciclos formativos se promueven constantes proyectos grupales que simulan entornos profesionales: los alumnos de programación y los de arte unen fuerzas para planificar, crear y pulir un juego como si ya estuvieran en una empresa. Esta colaboración les obliga a comunicarse entre distintas áreas y a entender otras perspectivas. “Aprender a trabajar en equipo es crucial. Aunque termines trabajando solo, siempre tendrás que comunicarte con profesionales de otras áreas, como arte, música o marketing”, recalca el profesor Laguna. En otras palabras, incluso el desarrollador más talentoso necesitará coordinarse con su equipo para que la visión del juego sea coherente.
Igual de importante es la creatividad y la innovación en este campo. La industria del videojuego valora las ideas frescas y la capacidad de sorprender al jugador. Los buenos programas formativos lo saben, por eso animan a los estudiantes a pensar “fuera de la caja”. Se les incita a experimentar con géneros que no conocen, a prototipar mecánicas nuevas y a ampliar su cultura general en entretenimiento. “No solo les enseñamos a hacer videojuegos, sino que los animamos a probar géneros de juegos que no les gustan”, comenta Laguna, enfatizando que cuanto más variadas sean sus referencias e influencias, más originales podrán ser sus creaciones. Otro profesor, Alberto Alegre, aconseja a sus alumnos ver películas y series de distintos estilos y jugar juegos de mesa, para construir una “biblioteca interna” de experiencias que luego sirvan de inspiración. En definitiva, la formación en videojuegos no se trata solo de códigos y gráficos, se trata de nutrir la inventiva. Un desarrollador debe resolver problemas constantemente y proponer ideas novedosas; por eso, aprender a ser creativo y adaptable es tan importante como aprender a programar un personaje o diseñar un nivel. Los ciclos formativos fomentan ese espíritu innovador mediante game jams, retos contrarreloj y proyectos libres donde los alumnos pueden dar rienda suelta a su imaginación.
Prácticas externas y networking: el puente hacia la industria
Otro pilar fundamental de estas formaciones son las prácticas profesionales y las oportunidades de networking. La mejor manera de aprender a hacer videojuegos es haciendo videojuegos, y qué mejor que hacerlo en un entorno real. La mayoría de ciclos superiores incluyen un periodo de prácticas externas en empresas del sector. Durante esas prácticas, los estudiantes se integran en equipos de trabajo reales y asumen tareas acordes a su perfil junior: desde apoyar en la programación o el diseño artístico, hasta desempeñarse como testers de QA (Quality Assurance) detectando errores, o colaborar en desarrollo de herramientas y webs internas. Esta experiencia resulta invaluable porque permite aprender sobre el terreno cómo se desarrolla un proyecto comercial, con sus metodologías y ritmos, además de ampliar el currículum del alumno antes de graduarse.
En paralelo, las escuelas organizan eventos y facilitan espacios para el networking de sus alumnos con profesionales. Un buen ejemplo es la iniciativa de ENTI, cuyos estudiantes pueden participar en ferias y encuentros como la Indie Dev Day o RetroBarcelona durante el curso. En estos eventos conocen a desarrolladores veteranos, publishers y otros actores de la industria, lo que les ayuda a tejer una red de contactos. Asimismo, centros como ENTI celebran su propio DemoDay, donde los alumnos presentan los proyectos finales ante empresas del sector. ¿El resultado? Reclutadores y estudios pueden descubrir nuevo talento, y muchos estudiantes consiguen entrevistas o mentorías gracias a estas conexiones. Alberto Alegre, profesor en ENTI, destaca que el centro proporciona también recursos para que los jóvenes publiquen sus juegos o continúen desarrollándolos tras egresar. “Las prácticas y el networking organizado por ENTI ayudan a los estudiantes a acceder al sector con mucha más facilidad”, concluye. En resumen, hacer contactos es casi tan importante como saber programar: las prácticas y eventos abren puertas y aceleran la inserción laboral de los futuros creadores de videojuegos.
Tendencias actuales y nuevas oportunidades profesionales
El mundo del videojuego evoluciona sin descanso, y con él surgen nuevas tendencias y perfiles profesionales. Quienes se forman hoy deben estar atentos a estas corrientes, porque representan campos de especialización y empleo en crecimiento. Entre las tendencias actuales destacan:
- Realidad virtual y aumentada (VR/AR): Las experiencias inmersivas son cada vez más populares. Esto crea demanda de desarrolladores especializados en VR/AR, capaces de diseñar mundos virtuales y mecánicas innovadoras para estas plataformas. Muchas empresas ven gran potencial de negocio en este terreno y necesitan talento que materialice esas ideas.
- Inteligencia artificial (IA): La IA está revolucionando tanto el desarrollo como el contenido de los juegos. En la creación, se usa para optimizar gráficos, probar niveles o incluso debuggear código. En los propios juegos, permite enemigos y personajes no jugables más inteligentes, narrativas adaptativas y generación procedimental de mundos. De hecho, el sector de los videojuegos lidera la adopción de IA en entretenimiento, expandiendo los límites de lo que un juego puede hacer de forma autónoma. Esto abre oportunidades para especialistas en machine learning enfocados al gaming, ya sea para programar algoritmos dentro del juego o para mejorar los procesos de producción.
- eSports y streaming: Los videojuegos competitivos se han convertido en un fenómeno de masas. Títulos como League of Legends, Fortnite o Valorant llenan estadios y millones de espectadores siguen las competiciones en directo. Esta profesionalización de los eSports ha generado audiencias enormes y con ello toda una nueva rama de empleos: organizadores de torneos, casters o comentaristas, managers de equipos profesionales, analistas de juego, productores de retransmisiones en plataformas como Twitch, etc. Del mismo modo, el streaming y la creación de contenido en torno a videojuegos (youtubers, streamers) conforman un ecosistema propio que requiere expertos en edición de vídeo, gestión de comunidades online y marketing digital especializado en gaming. Son salidas profesionales distintas al desarrollo en sí, pero muy ligadas al mundo del videojuego que crece alrededor del juego competitivo y la difusión online.
- Modelos “free-to-play” y monetización: En cuanto a diseño de juegos, una de las tendencias de negocio más importantes son los juegos gratuitos con compras internas (modelos free-to-play). Este modelo domina en móviles y se ha extendido a PC y consola, creando necesidad de perfiles expertos en monetización y economía de juego. Su labor es diseñar sistemas justos y atractivos de progresión, tiendas de ítems, pases de batalla, etc., que mantengan a los jugadores enganchados y a la vez generen ingresos. Actualmente, las empresas buscan especialistas en monetización y analistas de datos, pero escasean en el mercado. Por eso, formarse en esta área puede ser muy rentable: entender el comportamiento del jugador a través de datos y saber ajustar la experiencia para mejorar tanto la diversión como los beneficios del juego es una habilidad muy cotizada.
Todas estas tendencias muestran que el mundo del videojuego se reinventa constantemente. La tecnología y las formas de jugar de hoy no serán las mismas dentro de cinco años, y eso es algo emocionante: significa que siempre habrá nuevas oportunidades profesionales. Desde aplicar la gamificación en sectores como la educación o la salud, hasta diseñar juegos para móviles, simuladores de entrenamiento corporativo o experiencias interactivas para museos, el campo se expande más allá del ocio puro. Para los estudiantes que se están formando ahora, esto supone que podrán encontrar su nicho ideal acorde a sus intereses, ya sea creando el próximo gran videojuego de aventuras, especializándose en realidad virtual, analizando datos de jugadores o fundando su propio estudio indie. La clave está en la formación continua, la versatilidad y la pasión por innovar. Con una base sólida obtenida en ciclos formativos dinámicos y prácticos, los jóvenes desarrolladores están mejor preparados para surfear las tendencias del sector y construir una carrera de éxito en la industria del videojuego.