
Cuidar la piel bajo el sol de Málaga, prevenir hoy para proteger mañana
El verano malagueño ya se deja sentir y con él, las largas jornadas al aire libre, la playa, las terrazas y la exposición constante al sol. Pero disfrutar del clima no puede ir reñido con la salud. Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Piel, que se celebra el 13 de junio, recordamos la importancia de cuidar la piel frente a la radiación solar, especialmente en una ciudad como Málaga, donde el sol brilla con intensidad casi todo el año. Prevenir es vivir. Y proteger la piel, más que un gesto estético, es un acto de salud.
Con la llegada del verano, la vida en Málaga se traslada inevitablemente al exterior. Playa, terrazas, paseos al atardecer, senderismo, ferias… Vivimos de cara al sol y lo disfrutamos. Pero también lo subestimamos. En una provincia como la nuestra, donde los índices de radiación ultravioleta (UV) son especialmente altos durante los meses estivales, la protección solar debería ser un gesto automático. Y sin embargo, aún hoy no lo es.
El próximo 13 de junio se celebra el Día Mundial del Cáncer de Piel, una fecha que invita a la reflexión y a la acción. Porque, aunque este tipo de cáncer es uno de los más comunes, también es uno de los más fáciles de prevenir si se adoptan hábitos adecuados. El sol, que nos da vida, también puede dañar si no se respeta. Y la piel, aunque muchas veces se nos olvide, tiene memoria.
En Málaga, cada año se diagnostican miles de casos de cáncer de piel. De ellos, varios cientos son melanomas, la forma más agresiva de esta enfermedad. Y aunque la mayoría se pueden tratar con éxito si se detectan a tiempo, los expertos coinciden en que la mejor estrategia es, sin duda, la prevención.
Protegerse del sol no significa dejar de disfrutar del verano. Significa hacerlo con conciencia. La recomendación número uno es usar protector solar todos los días, incluso si el cielo está nublado. En esta época del año, lo ideal es optar por fotoprotectores de amplio espectro con un factor mínimo de 30, y reaplicarlos cada dos horas, especialmente después de nadar o sudar. El rostro, los hombros, el escote y las orejas suelen ser las zonas más olvidadas, y al mismo tiempo, las más expuestas.
También se recomienda evitar la exposición directa entre las 12:00 y las 16:00 horas, cuando la radiación UV alcanza sus niveles más altos. Buscar la sombra, llevar sombreros de ala ancha y utilizar gafas de sol con filtro homologado son pequeños gestos que pueden marcar una gran diferencia. Para quienes trabajan al aire libre o pasan muchas horas expuestos, la protección física —camisetas ligeras de manga larga, gorras, tejidos técnicos— es igual de importante que la cosmética.
El calor y el bronceado forman parte de nuestra cultura mediterránea. Pero no hay que olvidar que no existe el bronceado saludable. Todo cambio de color en la piel es una señal de daño. Aún hoy, muchas personas asocian el moreno con belleza y buena salud, pero la realidad es que la piel bronceada es una piel agredida. Y a largo plazo, esto se traduce en envejecimiento prematuro, manchas y, en el peor de los casos, lesiones cancerosas.
Además de la protección diaria, los dermatólogos insisten en la importancia de realizar autoexploraciones frecuentes. Revisar lunares, pecas y manchas sospechosas debería ser parte de la rutina. La regla ABCDE es una herramienta sencilla para detectar posibles signos de alarma: A de asimetría, B de bordes irregulares, C de color desigual, D de diámetro mayor a 6 mm y E de evolución, es decir, cambios en forma, tamaño o color. Si algo cambia, pica o sangra, no hay que esperar: es momento de acudir al dermatólogo.
En Málaga, entidades como la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) llevan años desarrollando campañas de sensibilización durante los meses de verano. Colocan mesas informativas en playas y centros comerciales, distribuyen protectores solares y materiales educativos, y promueven cribados gratuitos para facilitar el diagnóstico precoz. Su labor, especialmente en fechas como el 13 de junio, es esencial para recordar que el cáncer de piel no es un problema ajeno: está en nuestro entorno, y puede afectarnos a todos.
Proteger la piel no es un lujo ni una moda. Es una forma de autocuidado. Igual que nos hidratamos, descansamos o comemos bien, cuidar la piel del sol es un acto de salud. Y más aún en una ciudad como Málaga, donde el clima nos invita a estar al aire libre casi todo el año. Tomar conciencia no significa alarmarse, sino actuar con inteligencia. Disfrutar del verano, sí. Pero con gorra, con crema y con responsabilidad.
Este mes de junio, en plena cuenta atrás hacia el calor más intenso, la mejor decisión que podemos tomar es la de protegernos. Porque prevenir hoy, es cuidarse mañana. Porque la piel, que nos acompaña toda la vida, merece respeto. Y porque en Málaga, donde el sol lo ilumina todo, también hay que saber cuándo y cómo protegerse de su exceso.