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Verano, convivencia y divorcios: claves jurídicas para un trámite inteligente

Cada año, al terminar el verano, los despachos de abogados reciben un aumento significativo de consultas relacionadas con procesos de separación y divorcio. Esta tendencia no es casual. El verano representa un periodo de convivencia intensiva, donde las parejas pasan más tiempo juntas, muchas veces sin la rutina laboral que sirve de amortiguador natural para las tensiones diarias. Las diferencias, antes relegadas por la falta de tiempo, se hacen más visibles, y en algunos casos, insalvables.

Según el Consejo General del Poder Judicial, los divorcios experimentan un repunte tras el verano y las vacaciones de Navidad. Pero ¿qué debe saber una pareja que decide poner fin a su matrimonio después del verano?

1. Tipos de divorcio: amistoso o contencioso

La vía que elijan influirá en la duración, el coste y la tensión del proceso:

  • Divorcio de mutuo acuerdo: Es la opción más recomendada. Rápido, económico y menos traumático. Las partes acuerdan todos los términos: custodia, pensión alimenticia, reparto de bienes, etc. Se presenta una demanda conjunta con un convenio regulador.
  • Divorcio contencioso: Cuando no hay acuerdo. Cada parte acude con su abogado y el juez decide. Es más largo, costoso y emocionalmente desgastante.

 ¿Y si hay hijos o empresa familiar?

  • Con hijos menores, se prioriza el interés superior del menor. El juez y el fiscal revisarán la custodia, visitas y pensión.
  • Si existe una empresa familiar o bienes en común, es clave valorar adecuadamente los activos y prever la continuidad de la actividad. Aquí la planificación patrimonial y fiscal cobra especial relevancia para evitar conflictos que afecten también al negocio.

 Consejos prácticos para empresas y directivos

  • Separar la esfera personal de la profesional en lo posible, especialmente en negocios familiares.
  • Consultar con antelación a un abogado para evaluar alternativas: separación, divorcio, capitulaciones matrimoniales.
  • Si hay sociedades comunes, revisar los estatutos y posibles cláusulas que regulen cesiones de participaciones tras el divorcio.

Conclusión: el divorcio como oportunidad

Aunque doloroso, el divorcio no tiene por qué ser un proceso destructivo. Bien gestionado, puede suponer una oportunidad para reestructurar no solo la vida personal, sino también la patrimonial. La clave está en actuar con asesoramiento legal desde el principio, evitar decisiones impulsivas y, en lo posible, optar por una salida dialogada.

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