Para qué nos vamos a engañar. Las fiestas, comidas o cenas de verano son de lo más divertido para todos. Pero, ¿sabes quién las teme? Tu cuerpo. Sí, sí. Por mucho que disfrutes de las comilonas de cada evento que te va surgiendo, no puedes negar que más de un año has empezado el verano con la dieta para la operación bikini y has acabado fundiéndotela en cuestión de días.
Y es que, en estos días que se nos vienen encima, comemos lo indecible, como si no hubiera un mañana, y platos muy consistentes, con escasos horarios constantes. Además, estos suelen estar formados por alimentos poco digeribles incluso para cenar. Muchas veces no has terminado de hacer la digestión cuando ya estás empezando con la siguiente comida.
Tras mucho tiempo esperando estas fechas, puede que te “preocupe” salir de tu día a día y que te supere ese pequeño “descontrol”. Ante todo, hay que tener en cuenta que tomando ciertas precauciones podemos, a la vez que disfrutar del verano, seguir cuidando de nosotros mismos.
Desde BeLevels, empresa de salud española, vamos a plantear algunos consejos para no tener los problemas que esta falta de hábitos durante el verano puede generar:
1. La cantidad
El estómago no entiende de verano o invierno, ni de días de fiesta o días “normales”, por lo que introducir en una comida lo que comerías en un día genera un sobreesfuerzo en su tarea de metabolizar los alimentos y numerosas toxinas que el resto de órganos, como el hígado o el riñón, deben eliminar. Por ello, no significa que dejes de probar platos muy apetecibles que te tentarán de manera constante, si no cuida las cantidades que tomas de cada uno de ellos y así conseguirás el perfecto balance entre variedad y cantidad.
2. Atrévete a decir basta.
Es lógico que en estos días alarguemos un poco la duración de la comida, pero juntarla con la siguiente no le hace ningún bien a tus órganos. Como consejo, es recomendable, sobre todo si estás en tu casa, que recojas la mesa para evitar estímulos visuales.
También, debes saber que la alteración en los horarios descoloca el organismo. Por ello, proponemos que en caso de que seas de los dormilones y tiendas a levantarte una hora o dos antes de la comida, no optes por comer directamente, podrías pensar en tomarte un smoothie depurativo, nada más levantarte y luego hacer una comida normal.
3. Aprende a disfrutar de no hacer NADA
La sociedad actual nos reduce a ser los únicos animales “ocupados” las 24 horas del día. Llevamos ese chip tan integrado que aun en momentos en los que no tenemos nada que hacer nos complicamos los minutos con nuevas tareas, nuevos cursos que nunca utilizaremos…huyendo de nuestra mente.
Esa desconexión con la vida y con nuestro interior es fruto en muchas ocasiones de ese afán por estar siempre ocupados y trabajando. Sin dar espacio a simplemente observar. Este verano atrévete a ser y estar, a dedicarte tiempo a ti mismo tanto para conocerte como para cuidarte y así estar seguro de haber recargado pilas para el resto del año.
4. Ayuda a tu sistema digestivo
Tras estas largas y densas comidas, echarle una mano a nuestro organismo no está de más. Existen suplementos alimenticios que pueden ser el perfecto aliado para mantener el control en esta época del año. Ayudan a tu salud digestiva, previniendo la pesadez e indigestiones comunes después de las comidas, así como trastornos gastrointestinales frecuentes como puede ser la diarrea, el exceso de gases, reflujo o el estreñimiento.
5. ¡Muévete!
Es normal que en estas fechas nos desviemos un poco de nuestra rutina, ¡pero no tires la toalla! Tenlo en cuenta para intentar minimizar los efectos que pueda tener. Busca un rato para moverte un poco más ese día que tienes algo, sal 20-30 minutos a pasear con tu perro, familia o amigos. Propón planes que impliquen algo de movimiento, cualquier actividad que te divierta y apenas sin darte cuenta te ejercite.