
Alejandro Benito Romero: “No hay diferencia entre obra y vida, coexisten indisociables”
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Alejandro Benito Romero, artista multidisciplinar nacido en Málaga, comparte su experiencia en el mundo del arte, su evolución como pintor y las influencias que han marcado su carrera. Desde la experimentación constante hasta su relación con el budismo, Alejandro nos ofrece una mirada profunda a su proceso creativo, su visión del panorama artístico malagueño y sus proyectos futuros.
Alejandro, ¿qué te llevó a elegir la pintura como medio de expresión?
En realidad, la pintura me eligió a mí con una sacudida y no pude negarme a dejar que me atizara. Con 21 años comencé a pintar y descubrí un lugar, no solo una práctica. Entendí que lo pictórico es un espacio que se habita. La mancha es un ente independiente que trabaja desde lo profundo y ahonda en el sujeto, emisor y receptor, para hacer visible lo que está velado. Es un medio y es un modo, de estar y de relacionarse con el otro.
¿Cómo describirías tu evolución como artista a lo largo de los años?
Si existe evolución, definitivamente, es circular. Técnicamente, tanto en pintura, como en el resto de disciplinas que trabajo, creo haber alcanzado cierta habilidad. Ésta permite que me mueva con comodidad en el trabajo. Lo que me gusta es saltar por encima de esa capacidad adquirida con años de práctica y encontrar dilemas distintos. No puedo decir que sienta que controle más la técnica, más bien, he aprendido a resolver con precisión. Me interesan los procesos, el resultado solo es importante por motivos económicos.
A lo largo de tu trayectoria, has jugado con diferentes estilos y técnicas. ¿Qué aspectos de tu trabajo sigues considerando fundamentales?
Considero fundamental encontrar equilibrio entre ser comercial y no traicionar la libertad creativa. Al haber quemado etapas que consideraba necesarias, encuentro más importante la gestión del material y su posicionamiento en el sistema.

¿Cómo se relaciona tu vida personal o tus experiencias con el arte que creas? ¿Hay elementos autobiográficos que se cuelan de forma inconsciente?
No hay diferencia entre obra y vida. Coexisten indisociables. No tengo vacaciones de mí mismo. Nunca paro de hacer. Si no pinto, dibujo y si no, escribo y si no, edito y si no, compongo o canto o hago el pino con las orejas.
El uso del color es fundamental en tu obra. ¿Cómo eliges y manipulas los colores en tus piezas?
Soy daltónico. Lo sé desde muy niño. Eso marca. Eso es una marca. No tengo ningún respeto a las convenciones teóricas del color sino que actúo por intuición. Una intuición que he adiestrado y que sabe dónde va sin guías. Tengo querencia por los colores muy vivos, fuera de eso, no hay mucho trasfondo más allá de la armonía.
¿Qué importancia tiene la experimentación en tu proceso creativo?
Lo lógico, en mis procesos, es estar en la ignorancia del hacia dónde y sumergirme en la duda, darle vueltas a la sopa cósmica y rebosarla hasta que lo que tenga que ser en el transcurso cobre sentido.
“Lo incómodo, en mi caso, es no estar un poco perdido. Saber de antemano qué va a ser una obra me parece un horror. Aburridísimo.”
¿Te sientes cómodo arriesgándote a no saber exactamente qué esperar de cada obra?
Comodísimo. Lo incómodo, en mi caso, es no estar un poco perdido. Ceñirme a lo que sé que funciona es veneno. Saber de antemano qué va a ser me parece un horror. Aburridísimo.
El budismo ha sido una influencia importante en tu vida. ¿Cómo se refleja esta filosofía en tu proceso artístico o en tu visión del arte?
Desapego, interdependencia o presencia son algunos términos importantes en la filosofía budista que pueden aplicarse a mis maneras de abordar lo creativo. Supongo que hacer visible, desde mi práctica, un modo de hacer distinto, ayuda a que puedan normalizarse algunas insurgencias.
Alejandro, Málaga ha sido cuna de grandes pintores como Picasso. ¿Crees que la tradición de pintores malagueños ha influido en tu desarrollo artístico de alguna forma?
Tajantemente no. Aunque nací en la ciudad, mi familia se trasladó fuera de Andalucía cuando tenía 6 años y no regresé hasta los 26. Mi formación, hasta entonces, se desarrolló fuera, en varios sitios. Un artista que me emociona es Ricardo Leon Cordero. Me parece fascinante todo lo que hace.
¿Cómo ves el panorama artístico de Málaga en la actualidad?
En Villanueva del rosario, donde vivo, hay una comunidad de artistas y ocurren cosas. La Rara residencia, Peligro19, Rancho Rata o el Estudio de Ignacio Del Río, ofrecen exposiciones y actividades ligadas al arte contemporáneo y hay un movimiento interesante no localista. Alessandra García y su pareja Violeta Niebla son indispensables en la dinamizacin de la poesía y las artes vivas de Málaga. Me interesa más lo que ocurre en las artes vivas que en la plástica
¿Qué proyectos artísticos tienes en mente para el futuro cercano? ¿Hay alguna dirección nueva o diferente que te gustaría explorar?
Actualmente estoy centrado en Gu!atari, el proyecto que tengo con mi pareja, Laura Maillo, donde mezclamos Danza butoh y experimentación sonora desde una perspectiva folclórica y ambigua. Me interesa consolidar mi pintura en el mercado como fuente de ingresos y voy a comenzar a editar material gráfico (cómic, fotografía, híbridos literarios…) en formato libro.
¿Qué consejo le darías a los jóvenes artistas que están comenzando su carrera?
Que trabajen.