En estas fechas tan señaladas, las comidas familiares, de empresa o con amigos comienzan a coger protagonismo y con ellas los excesos y también la culpa. Es muy frecuente escuchar las típicas frases de: “esta noche no ceno”, “luego me tomo una fruta”, “mañana me tomo una ensalada y compenso”…
Es importante volver a recalcar que pensar y actuar así es un grave error, sobre todo aquellas personas que están en un proceso de pérdida saludable de peso o las que se cuidan para mantenerlo.
Compensar comidas no lleva a nada bueno. El cuerpo es sabio y si nos saltamos alguna comida dentro de nuestros hábitos para compensar las calorías de la anterior, este responde reduciendo el metabolismo, lo cual no favorece nada en un proceso de pérdida de grasa. También puede que responda pasado un tiempo haciéndonos sentir más apetito y teniendo menos control sobre lo que comemos ya que actuamos con hambre.
El tema de cenar fruta por la noche tampoco es la mejor opción. Nos creemos que por comer fruta estamos cenando menos y de forma saludable, sin embargo, muchas veces no se controla esa cantidad de fruta y si tomamos más de la cuenta, solo estaremos ingiriendo azúcar como nutriente principal.
Como siempre digo, a veces importa más la calidad nutricional del alimento que la cantidad y en estos casos, la mejor opción tras un exceso es seguir con nuestra rutina de alimentación saludable.
Es importante que aceptemos y nos concienciamos de esa comida algo más descontrolada pero hay que dejar a un lado la idea de compensarla.
Cuando llegue la hora de la cena, en función de nuestro apetito, podemos prepararnos un plato algo más ligero tipo ensalada, cremas o revueltos, basados en verduras y alimentos proteicos. Un trozo de tortilla de calabacín con guarnición de tomate aliñado y una pieza de fruta sería un buen ejemplo.
Recordad que, en esos días, lo importante es que sigan ganando nuestra rutina de comidas y hábitos saludables frente a esas situaciones de descontrol, que deberán ser las mínimas posibles.
