Existe una gran cantidad de personas que se han incorporado a la práctica de esta modalidad “eco” y tan bien vista por la sociedad. Concretamente, en 2022, cerca de 1.000.000 de personas utilizaron este medio como transporte a sus respectivas áreas de trabajo o para, simplemente, realizarlo como práctica deportiva es sus horas de ocio y disfrute. Hay un incremento notable en esta práctica por parte de nuestra sociedad y, por ende, en la facturación del entorno empresarial que le rodea, creando, como diríamos por aquí, una “fiebre por el ciclismo”. Pero, ¿es oro todo lo que reluce? Diversos estudios se han llevado a cabo en años anteriores, arrojando un halo de luz, desgraciadamente no muy brillante, sobre el efecto negativo que conlleva la práctica repetida y abusiva, en cuanto a su duración a lo largo del tiempo, en relación a la tan temida disfunción eréctil masculina. Y es que, cada vez son mayores los datos que nos hacen pensar que existe una relación significativa entre la realización de dicha actividad, la patología que hemos mencionado y, a su vez, la edad del usuario, ya que, a mayor edad, mayor probabilidad de padecer dicha disfunción sexual.
En definitiva, la patología mencionada va muy arraigada a la edad de la persona, ya que, a mayor edad, mayor probabilidad, y además de esto, la práctica continuada y excesiva de este deporte, puede incrementar considerablemente dicha probabilidad. Aun así, no podemos dar por hecho que tengamos evidencias científicas certeras sobre esto, por lo que, la práctica moderada de este deporte nos aporta más beneficios que lo negativo mencionado en esta columna.