Marroquí de nacimiento pero almensillero de adopción, este maestro de Taekwondo ha conseguido hacer que su proyecto y sueño se haga realidad. Por un lado hacer que este deporte llegue y sea asequible y lo más importante que ha creado a una familia de deportista, la familia Ilyo. El éxito para él radica en la lucha y el trabajo diario. Le gusta ser legal con los demás y que lo sean también con él. El respeto hacia las personas y el inculcarlo a sus alumnos es su santo y seña
¿Cómo fueron tus inicios en el taekwondo?
Empecé cuando tenía unos dos años. Al ver una película de Artes Marciales me llamó mucho la atención y empecé a imitarlo por el salón de casa. Mis padres me vieron y se dieron cuenta que hacía lo mismo que vi en la película. Practicaba con mis hermanas.
Debajo de mi casa había una escuela pero yo no podía apuntarme por no tener la edad, sí lo hizo mi hermana la mayor. Cuando íbamos a ver a mi hermana mayor imitábamos allí mismo lo que veíamos y nos echaban de allí. Hasta que abrieron otro en la calle de atrás y mi padre nos llevó allí porque no tenía edad mínima. Tendría ya 3 años cuando empecé en ese gimnasio.
¿Qué destacas de este deporte y por qué invitas a la gente que lo practique?
En primer lugar, es que es un deporte que se enseña a ser perseverante, a aprender de las cosas. A todo esto hay que añadir lo que nos aporta a nuestro cuerpo a nivel físico, mental y en la conducta en cuanto a la educación, el respeto, el trabajar niños y niñas juntos y por igual. La igualdad es muy importante. Invito a todo el mundo a que lo practique porque se ha perdido, hoy en día, muchas cosas como puede ser el respeto hacia los mayores. Aquí se trabaja mucho eso, ya con el simple hecho de cuando entran los alumnos por la puerta y se inclinan saludándome: ¡buenas tardes maestro!, significa mucho. Y claro, todo esto los niños luego lo llevan a la práctica, tanto en sus casas, en sus colegios, el la calle. La empatía también se trabaja. Pienso que todo esto es vital para la vida de las personas. Y en el nivel físico por todo lo que aporta, desde la coordinación, la memoria hasta los hábitos de cuidarnos en la alimentación. Y en el nivel competitivo te enseña tanto a gestionar cuando se pierde como cuando se gana.
Pero, ¿este deporte no tiene edad para empezar a practicarlo?
No tiene edad. Nosotros en la escuela tenemos alumnos que empiezan con 3 años hasta otros que tienen más de 50. Incluso tengo conocidos que tienen 70 años y lo siguen practicando.
¿Cómo creaste la Escuela Ilyo?
Esta escuela nació con una idea fundamental que este deporte fuera asequible económicamente para todas las familias. He estado entrenando en varias escuelas donde la cuota mensual era muy elevada y no todo el mundo se la podía permitir y más cuando
una familia tiene más de un hijo que quiere hacer taekwondo. No quería que el dinero fuera un impedimento, pues se podría perder a una promesa de este deporte. Empezamos en Almensilla en el año 2011. Hablamos con el Ayuntamiento y le transmitimos que nuestra idea es fomentar el deporte en el pueblo y en especial el taekwondo, de manera que fuera el Ayuntamiento quien nos facilitara las instalaciones y nosotros a cambio la cuota es muy bajita para mantener los materiales, los viajes a los eventos y el resto de gastos que genera la actividad.
El Ayuntamiento estuvo de acuerdo y comenzamos con el proyecto. Al principio eran unas 4 personas que eran familiares y amigos y cerramos el año con 20 personas, entre adultos y
niños. La voz se fue extendiendo y al año siguiente el resultado del equipo español en las Olimpiadas del 2012 quedando primera también ayudó mucho y empezamos a notar como iba subiendo el número de alumnos: niños, niñas, adultos incluso los padres de los niños. Esto mismo que hicimos en Almensilla lo trasladamos al pueblo vecino de Palomares. El Ayuntamiento de Palomares también aprobó el proyecto y aquí tuvimos que volcarnos
con mucho esfuerzo y sacrificio, pues no teníamos instalaciones fijas. Eso también pasó en Almensilla. Poco a poco fuimos fomentando el deporte hasta que a día de hoy tenemos 170
alumnos federados y con nuestras instalaciones fijas en los dos municipios. Y nuestro objetivo no es parar aquí, sino que queremos seguir creciendo.
¿De dónde viene el nombre de Ilyo?
Ilyo es un estado. Es la última parte del taekwondo. Es un ponce para llegar a cinturón negro décimo DAN. Es la fusión entre la mente y el cuerpo.
En el 2017 otorgaron a la Escuela Ilyo el premio Sevilla Joven de Deporte por el Instituto Andaluz de la Juventud ¿Qué ha supuesto esto para ti?
Es un premio bastante importe porque no nos lo han otorgado por los resultados deportivos, sino por como trabajamos tanto en el tema de la igualdad, de la discapacidad porque lo adaptamos. Nos lo han dado por nuestro proyecto que va mucho más allá de un Arte Marcial. Me llenó de orgullo porque fue un resumen de todo el esfuerzo y todo el trabajo. Me dio un empujón para ver que estaba haciendo bien las cosas y luego el compartirlo con toda la familia Ilyo fue muy emocionante, el ver las caras de felicidad de los niños.
Además, he leído que la Escuela Ilyo está entre las 10 mejores a nivel de Andalucía, ¿cuál es la clave?
Nosotros ahora mismo a nivel de Sevilla, en cuanto a licencias federativas, somos el tercer club y entre los 10 a nivel andaluz, a pesar de ser una escuela joven. Esto se consigue con el trabajo, el esfuerzo, la honradez y con muchas ganas de querer hacerlo.
A parte de ser Director Técnico del Club Escuela Ilyo también eres entrenador de la Selección Andaluza de Taekwondo. Cuéntanos un poco como es esta experiencia.
Es un placer que cuenten conmigo para desempeñar el trabajo de técnico para las competiciones nacionales e internacionales. La federación cuenta para este cargo con aquellos técnicos que tienen buenos resultados tanto a nivel regional, nacional e internacional, por lo que mi trabajo me avala. Yo llevo como técnico desde el 2016.
Además empecé cuando había un deportista de la escuela que se había clasificado para el Campeonato de España Junior, por lo que tuve un estreno muy bueno porque tanto
el deportista como yo nos colamos en la final defendiendo la bandera andaluza y lo ganamos. Es como digo yo, entramos por la puerta grande. A partir de ahí no paramos de cosechar resultados tanto a nivel de selección como de club. En estos momentos el
club cuenta con 8 medallas nacionales, varias participaciones en campeonatos internacionales tanto fuera como dentro de España y también somos medallistas en todas las categorías oficiales. Y nivel de selección, Andalucía es una gran potencia.
Este deporte es un gran sacrificio ¿tú como lo vives?
Las cosas sólo se consiguen con sacrificio, pero también es verdad que hay grados de sacrificio. Hay quien está dispuesto a sacrificar un fin de semana, otros todos los fines de semana, sacrificar compromisos familiares. Es mucho lo que dejas de hacer por llegar bien
al campeonato. Y puedes que vayas al campeonato y el resultado no es el esperado. Pero el secreto está ahí en ir y volver, para poder conseguir lo que te propones. Y claro que es duro, pero luego la recompensa es muy satisfactoria. Hay que ponerse objetivos muy
grandes, objetivos que son tus sueños.
Y para terminar ¿cuál es tu meta tanto como entrenador, como maestro y como director del proyecto?
Mi sueño como director del proyecto es seguir creciendo y llevarlo a más sitios, para darle oportunidad a la gente que conozca este deporte y lo practique. Incluso llevarlo a Sevilla capital. También estamos preparando a deportistas para que el día de mañana puedan ser entrenadores, entrenadoras, maestros y maestras. Esta es otra manera de seguir creciendo que ellos formen filiares de Ilyo. Como entrenador, es ya verlo como parte deportiva,
es poder conseguir medalla olímpica y también hacer más grande al equipo de competición, tanto el calidad como en deportividad. Y personalmente seguir formándome, actualizándome. A día de hoy soy entrenador de alto nivel, reconocido por la Junta de Andalucía, entrenador deportivo nivel 2 y técnico de la Federación Andaluza. Y
como maestro es seguir llevando este Arte Marcial a todas las casas posibles y a todas las edades. El seguir inculcando el respeto hacia todas las personas, también es un Arte Marcial de higiene que te ayuda siempre a mantenerte en orden, con su dobok, su cinturón y por supuesto crear a otros maestros que salgan de nuestra escuela.