Por primera vez en la reciente edición de los Premios DUX, convocados por Canal CEO -espacio de contenidos inspiradores para la Alta Dirección- y presididos por el exministro Manuel Pimentel, uno de sus directivos nominados en la categoría “Por el Compromiso e Impacto Social” es un andaluz. El CEO de Formación Universitaria Ignacio Campoy se ha situado entre los pocos que han sido propuestos para unos galardones que buscan dar visibilidad y reconocimiento a todos aquellos CEOs ocultos, creadores de futuro y que de alguna manera representan un nuevo estilo de liderazgo.
Campoy ha puesto en marcha un programa de becas formativas para usuarios de entidades como el centro para personas sin hogar Miguel de Mañara y Proyecto Hombre ambos en Sevilla, el colectivo Red Madre o la plataforma Mujeres Valientes y como escritor y coach para organizaciones es experto en promover un nuevo modelo de liderazgo, más participativo y real.
Todo un logro estar entre la terna de candidatos a los premios DUX, en una categoría que lo sitúa como alguien comprometido con la mejora social, ¿Qué significa para usted esto?
Formación Universitaria tiene como bandera su compromiso social. No concebimos nuestra labor académica sin nuestra contribución a todo aquello que pueda servir para mejorar la vida y el desarrollo personal de otros que no han tenido tanta suerte.
Con esta filosofía surgió nuestro programa de becas y ahora es muy gratificante saber que esta labor de alguna manera es reconocida como candidato a los Premios Dux. Yo sólo soy un mero representante de una labor que durante muchos años un gran equipo de profesionales defiende con pasión y entrega. No puedo estar más contento.
¿Es fácil asumir el papel de líder hoy teniendo en cuenta el ritmo al que se mueve el mundo de los negocios?
No se trata de que sea fácil o difícil. Al afrontar dificultades en el mundo de la empresa, como en la vida en general, lo importante no es lo que te sucede, sino lo que haces con ello. Y muchos lo atribuyen a ser o no optimista, algo que me gustaría dejar claro que se puede trabajar para integrarlo como una habilidad o competencia. Cuando uno asume el liderazgo sabe que va a salir de la zona de confort y esto implica asumir una determinada actitud que nos impulse a mirar lo que nos pase desde una perspectiva positiva, en otras palabras, de manera optimista. Porque no se nos olvide que liderar significa también confiar, sobre todo en ti mismo y también imprimir pasión a todo y a todos los que forman tu equipo.
Una de sus máximas es “no vivimos a la altura de nuestras capacidades sino a la altura de nuestras creencias”. Dígame ¿es entonces una cuestión de suerte?
La suerte hay que trabajarla, en otras palabras, hay que ganarla construyendo relaciones de interdependencia donde todas las partes ganen. La suerte significa identificar oportunidades y ser proactivo, pero eso sí, comprendiendo primero a los demás antes de pretender que te comprendan a ti. La responsabilidad va inherente al concepto de “suerte”, y eso significa asumir los errores propios sin caer en la tendencia de cargar en otros los desaciertos.
Para finalizar, cuál es el principal rasgo para usted que define a ese directivo que “deja
huella…”
La humanidad, sin duda. A veces se nos olvida lo humano y cuando digo “humano” me refiero a la capacidad de no desconectarse de la realidad y estar “aterrizado” en la realidad de la empresa. Está claro que asumir responsabilidades significa entender que existirán riesgos y que habrá que afrontarlos desde el compromiso y la dedicación pero eso sí, sin perder la perspectiva. Las personas son el activo más importante de una empresa, si no hay compromiso no hay equipo y si no hay equipo no hay empresa.
Hoy más que nunca hay que asumir que la incertidumbre va a ser una constante en tu vida como CEO y que cuanto antes aprendas a vivir con ella mejor te va a ir. No trates de luchar contra la incertidumbre ni te quejes; abrázala con ilusión para no perder la fuerza y las ganas y deja de frustrarte por querer tenerlo todo controlado. Aprende a manejarla.
El mundo de la empresa está lleno de desafíos y problemas, y ser CEO significa asumir riesgos de lo desconocido, abandonar ese tranquilizador espacio que es la zona de confort y, por tanto, saber gestionar la continua falta de certezas. Significa para mí explorar los límites, exprimir las posibilidades y llegar a ese lugar inhóspito que no se ha visto antes, quizás porque nadie se atrevió.
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