El empresario sevillano repasa la historia de Supermercados Díaz Cadenas, desde sus inicios en La Lantejuela hasta sus planes de expansión y compromiso social.
La historia de Supermercados Díaz Cadenas es, ante todo, una historia de familia, esfuerzo y arraigo. Francisco Díaz Cadenas recuerda con emoción los primeros años en la pequeña tienda que sus padres abrieron en La Lantejuela en 1973. Entre cajas, botellas y clientes, aprendió el valor del trabajo y la ilusión, incluso en tiempos difíciles, como tras el fallecimiento de su padre, cuando él y sus hermanos asumieron la responsabilidad de sacar adelante el negocio con apenas 14 años.
Con el apoyo de su familia, vecinos y proveedores, la empresa se consolidó y creció, guiada por valores como la unidad familiar, la humildad y el amor por el trabajo. Hoy, el grupo cuenta con 17 establecimientos y prevé alcanzar los 50 en 2030, sin perder la esencia del comercio de barrio.
El salto hacia la modernización llegó con la apertura de los primeros cash & carry y plataformas logísticas, adoptando sistemas de control más eficientes y sumando talento externo para adaptarse a las nuevas tendencias. La crisis de 2008 supuso un reto que transformaron en oportunidad, expandiéndose a nuevos municipios como Osuna, Utrera o Coria.
Comprometidos con la solidaridad, impulsan proyectos sociales como el aceite “Maruja Vilches” y colaboran con iniciativas para familias vulnerables, convencidos de que “devolver a la sociedad lo que nos ha dado” es parte de su responsabilidad.
De cara al futuro, Francisco visualiza un crecimiento prudente y sostenible, incorporando avances y preparando a la tercera generación. “Nuestra empresa es como una catedral: la construimos con la certeza de que el esfuerzo de hoy seguirá levantando muros para el mañana”, afirma.
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