
¿Fumas?
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El tabaquismo es uno de los principales problemas de salud pública en el mundo, siendo el detonante de innumerables patologías de índole mortal. A pesar de las campañas de concienciación y los avances en la medicina, millones de personas siguen consumiendo este “producto” maloliente, adictivo, corrosivo y sucio, poniendo en riesgo su salud, especialmente la pulmonar.
Fumar no solo afecta los pulmones a corto plazo, sino que también tiene efectos devastadores a largo plazo, reduciendo la capacidad pulmonar y aumentando el riesgo de contraer enfermedades graves. La nicotina, el principal compuesto adictivo del tabaco, genera una dependencia rápida y contundente, lo que hace que las personas sigan fumando a pesar de los riesgos conocidos.
Además de la nicotina, sustancias como el alquitrán y el monóxido de carbono provocan una obstrucción severa en las vías respiratorias, dañando nuestro sistema respiratorio y, lo peor de todo, sin posibilidad de reversión. Como consecuencia de esto, ¿sabías que toda sustancia que llega a nuestros pulmones no desaparece nunca?
El consumo de tabaco tiene efectos a corto, medio y, sobre todo, a largo plazo. Con el tiempo, la persona nota cómo su calidad de vida disminuye debido a síntomas como tos crónica, exceso de mucosidad en las vías respiratorias o, lo más común, dificultades a la hora de realizar actividad física, experimentando fatiga o cansancio excesivo.
En conclusión, está demostrado que la actividad física aumenta la capacidad pulmonar y mejora el sistema respiratorio; sin embargo, los efectos negativos del consumo de tabaco son mucho mayores que los beneficios que pueda aportar el ejercicio físico.
** Las opiniones expresadas en los artículos de ‘Voces de Experto’ en PYMES Magazine son de exclusiva responsabilidad de sus autores, no comprometiendo la postura editorial de la revista.