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Ignacio Campoy revoluciona Startup Olé de Salamanca incorporando el “octavo hábito”: el metaliderazgo

Salamanca ha vuelto a convertirse en el epicentro de la innovación con una nueva edición de Startup Olé, un evento que ya se ha consolidado como una de las grandes citas europeas del emprendimiento, la innovación tecnológica y la inversión.  Durante los días 15 al 17 de octubre, más de 3.000 asistentes, 500 ponentes internacionales, 300 startups y 250 inversores se han congregado en el Palacio de Congresos y la Universidad de la ciudad.

Entre las ponencias más inspiradoras de esta edición, destacó la del experto en liderazgo y gestión de empresas, CEO del Grupo Educativo Formación Universitaria, a Ignacio Campoy, quien ofreció una charla vibrante sobre los “7 hábitos de la gente altamente efectiva” de Stephen Covey, aportando además una visión propia y disruptiva: el octavo hábito, el metaliderazgo.

Campoy comenzó su intervención recordando que la velocidad y la competitividad del ecosistema startup exigen algo más que ideas brillantes: requieren disciplina, autoconocimiento y liderazgo auténtico. Basándose en los principios de Covey, explicó que los hábitos que construyen la efectividad personal son también los pilares de las organizaciones que perduran.

Ante un auditorio repleto de emprendedores y directivos de empresa, Campoy dividió su ponencia en dos bloques: la victoria privada, centrada en los hábitos intrapersonales, y la victoria pública, vinculada a las relaciones y la colaboración efectiva.

De forma muy clara y gráfica nos resumió cómo contempla este experto el papel que deben jugar dichos hábitos.


Los hábitos que impulsan la victoria privada

  1. Proactividad: La proactividad se refiere al comportamiento anticipatorio, que implica actuar antes de que se dé una situación en lugar de esperar a que esta se produzca para reaccionar. Se trata de ir por delante, tomando la iniciativa desde la consciencia y la libertad, evitando responder a los acontecimientos con reacciones automáticas o ideas preconcebidas.  Es el caso de Steve Jobs, quien afirmaba que “la mejor manera de predecir el futuro es inventarlo”.
  1. Comenzar con un fin en mente: si quieres ser productivo es básico que tengas organizadas tus actividades y tareas. Para Covey, la unidad de medida temporal es la semana, y recomienda tenerla lo más planificada posible desde la semana anterior. De esta manera, al comenzar cada día tendrás un cronograma claro de las actividades que debes realizar en esa jornada.  Un ejemplo que visibiliza el significado de este hábito, lo encarna Ray Krock de Mc Donalds, quien se asoció con los hermanos Mc Donald para supervisar la expansión nacional de la hamburguesería Mc Donalds y en 1961, terminó con el control total de la empresa.
  1. Poner primero lo primero: Significa que vayas atendiendo en tu día a día por orden de prioridad y no por orden de asuntos que tú creas que te son más fáciles o que te van a llevar menos tiempo resolverlos.

Para ello se requiere la voluntad y disposición para hacer las tareas que en ocasiones no nos gustan realizar, en lugar de dejarse llevar por impulsos o deseos.

Las personas tienden a organizar su trabajo resolviendo en primer lugar las actividades más sencillas y a continuación las que más le cuestan, o a la inversa, sin darse cuenta de que lo importante es el orden de priorización.

Como ejemplo de este hábito, destaca Richard Brandson quien lo resumía bien en esta frase “los clientes no son lo primero, lo primero son los empleados. Si cuidas de tus empleados, ellos cuidarán de tus clientes”.

Una vez aplicados estos tres primeros hábitos intrapersonales, que solo y exclusivamente dependen de la propia persona, esta habrá logrado un alto nivel de independencia emocional e intelectual y habrá obtenido la victoria privada.


La victoria pública: construir desde la cooperación

  1. Pensar en ganar-ganar:  Todos los acuerdos que se alcancen deben satisfacer a las dos partes que estén implicadas en la negociación. Muchas veces perdemos ese norte y vamos a una negociación con la idea de ganar a cualquier precio, incluso a costa del otro; nos da igual que en la negociación pierda un compañero, un trabajador, un socio o un stakeholder, sin saber que, más tarde o más temprano, el que ha perdido te lo va a hacer pagar.  Por eso hay que tener claro que hoy en día, todas las negociaciones y todos los acuerdos que se alcancen deben basarse en el principio de ganar-ganar y que todas las partes estén cómodas y satisfechas con el acuerdo alcanzado para que sea sostenible en el tiempo.

Fue precisamente el método Harvard de negociación el que cambió la tendencia de que, en un acuerdo, para que una parte gane la otra tiene que perder.  El expresidente sudafricano Nelson Mandela ejemplifica bien lo que significa este hábito en la histórica final de rugby, al ingresar al campo antes de que se jugara la final con una camiseta de los Springboks, para saludar personalmente a los 30 jugadores. Al final entregó la Copa al capitán sudafricano, quien agradeció a su líder por unir las razas sudafricanas.

  1. Tratar de entender primero, para ser entendido después. Dale Carnegie, experto en comunicación, tenía una máxima maravillosa: «Vas a ganar más amigos escuchándoles tan solo un minuto que hablándoles de nosotros toda la vida». Así lo manifestaba igualmente el líder británico Wiston Churchill, quien afirmaba que “el verdadero valor reside en escuchar a otros y considerar sus perspectivas”.
  1. Sinergizar: Se trata de cultivar la habilidad y la actitud de las sinergias, valorando la diversidad de ideas y el trabajo en equipo. En otras palabras, plantearse ¿qué podéis conseguir juntos implicando a los colaboradores? ¿cómo sinergizar con tu competencia o con tus stakeholders para lograr cosas mejores que las que puedes obtener por ti solo?

En definitiva, se trata de sumar para demostrar que dos y dos puede ser mucho más que cuatro. Para sinergizar es necesario tener una gran seguridad en uno mismo y ser capaz de reconocer y valorar las diferencias de cada uno, con la idea de unir fuerzas y neutralizar debilidades.

Un ejemplo que representa lo que significa combinar talentos diversos para innovar lo visibiliza Howard Schutlz. El empresario estadounidense y CEO de la Starbucks Coffee Company, se asoció con Spotify para crear “el ecosistema musical de la próxima generación”. Era el año 2015 y Spotify necesitaba una gran alianza para ganar usuarios de pago y Starbucks necesitaba reforzar su imagen de cafetería innovadora.

Con estos hábitos, se consigue la victoria pública, pero existe un séptimo que cierra la esfera intrapersonal e interpersonal y que se trata de  Afilar la sierra: cuidar el equilibrio personal, en otras palabras, garantizar  la preservación de la persona en las cuatro dimensiones básicas: física, espiritual, mental y social/ emocional. Ya lo dijo Bill Gates:

“La única persona que debes superar es a ti mismo de ayer”.


El octavo hábito: el metaliderazgo

Pero lo más esperado de la ponencia de Campoy fue el octavo hábito, una propuesta original que eleva el modelo de Covey hacia los desafíos del liderazgo actual .

Tal y como explicó Ignacio Campoy, el metaliderazgo es la capacidad de liderar liderazgos, un modelo de liderazgo superior que busca comprender y desde ahí liderar a cada persona. Esto es, tener en cuenta que cada persona del equipo posee un estilo y una motivación distinta, y que por tanto el líder eficaz es aquel que adapta su comportamiento para potenciar el talento de los demás.

Apoyándose en la teoría DISC de comportamientos de personalidad, Campoy explicó cómo los líderes pueden mejorar su influencia si entienden los cuatro estilos principales de comportamientos universales:

  • D (Dominante): decididos, orientados a resultados, necesitan autonomía y retos claros.
  • I (Influyente): carismáticos y sociales, responden mejor al reconocimiento y la inspiración.
  • S (Estables): colaboradores y pacientes, valoran la seguridad y la confianza.
  • C (Concienzudos): analíticos y metódicos, buscan claridad, rigor y coherencia.

Un liderazgo para la nueva era de la innovación

La propuesta de Campoy fue recibida con entusiasmo por los asistentes, que destacaron su enfoque práctico y su manera de conectar el desarrollo personal con la cultura de la innovación. El propio Campoy subrayó, “si el liderazgo de  Covey nos hace efectivos; el octavo, el metaliderazgo, nos hace inspiradores.”

Formación Universitaria

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