El fundador de Pan La Esencia apuesta por procesos tradicionales, calidad y responsabilidad social como pilares de su modelo de negocio.
Lo que comenzó como un hobby para un estudiante de ingeniería industrial se ha convertido en una marca reconocida en Sevilla. Javier González, CEO de Pan La Esencia, pasó de elaborar pan en casa a formarse en Barcelona y trabajar en obradores, hasta dar el salto y crear su propio proyecto.
Su propuesta va más allá de ofrecer un buen pan artesano. Pan La Esencia combina masa madre, fermentaciones largas y procesos lentos con un fuerte compromiso social y medioambiental. La empresa colabora con ONG, bancos de alimentos, clubes deportivos y participa en iniciativas como la recuperación de la dehesa andaluza junto a la universidad.
Para Javier, el secreto está en el amor por hacer bien las cosas y en transmitir valores en cada hogaza. “La gente no solo viene por el producto, viene porque compra a una empresa responsable”, afirma.
El camino no ha estado exento de retos. La pandemia y la crisis energética pusieron a prueba la viabilidad del negocio, pero la fidelidad de la clientela fue clave para superarlos. Hoy, Pan La Esencia continúa mejorando sus procesos, incorporando innovaciones como el filtrado de ósmosis inversa para obtener un agua más pura y optimizar la calidad del pan.
De cara al futuro, Javier tiene claro el objetivo: fidelizar al cliente, seguir mejorando el producto y mantener viva la esencia que lo inspiró desde el primer día.
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