
Joaquín Pareja-Obregón: piano, flamenco y pasión andaluza en estado puro
El pianista sevillano nos habla de su legado familiar, su manera de crear, su vínculo con Andalucía y su misión de hacer feliz al público con su música.
Un pianista flamenco con alma creadora
Desde que tocaba el piano con solo dos años, Joaquín Pareja-Obregón supo que la música formaría parte esencial de su vida. Heredero de una dinastía artística andaluza, ha llevado el flamenco al piano con un estilo propio y auténtico, convirtiéndose en uno de los referentes más singulares del panorama musical.
Una vida entre partituras y raíces
Su padre, el célebre Manuel Pareja-Obregón, fue su primera y gran influencia. Gracias a él, Joaquín conoció a artistas legendarios como Paco de Lucía, Rocío Jurado o Rafael de León. Su entorno familiar, repleto de músicos, poetas y pintores, fue la mejor escuela para moldear su sensibilidad artística.
Afirma que Andalucía está en cada una de sus composiciones. “Los sonidos andaluces forman parte de mi piano, de mí y de mis obras”, asegura. Su estilo, definido como flamenco al piano, no busca imitar la guitarra, sino explorar las posibilidades expresivas del instrumento con una mirada personal.
Inspiración cotidiana y creación desde el alma
La creación musical, para Joaquín, no parte necesariamente del piano. “Te inspiras en tu día a día, en sueños, en cosas que ocurren. A veces he compuesto dormido”, comenta. Con una producción de más de 400 canciones pendientes de publicar, trabaja actualmente en editar toda su obra para compartirla con el público.
En sus conciertos, el objetivo es claro: despertar emociones, enseñar, conectar. “Me gusta que el público salga con más conocimiento y más felicidad. Me dedico a hacer feliz a los demás, aunque sea un rato”, confiesa.
Una trayectoria marcada por la autenticidad
A lo largo de su carrera ha vivido momentos inolvidables, como sus conciertos en Sudamérica o grabaciones discográficas que han marcado su evolución artística. “He hecho casi de todo con el piano, hasta caerme al Guadalquivir con él incluido”, dice entre risas.
Hoy, tras haber recorrido el mundo, su deseo es tocar cerca de casa, disfrutar de lo esencial y seguir explorando nuevas vías creativas. Como él mismo afirma, “mi cabeza es una máquina de exploración continua”.
Un mensaje a las nuevas generaciones
Pareja-Obregón lanza un mensaje claro a los jóvenes: “Que estudien, que se formen. La música no se aprende debajo de la ducha. Hace falta conocimiento, cultura y disciplina”. Su defensa de la educación y la cultura como bases del arte auténtico es firme.
Y si tuviera que definir su música con una sola palabra, no lo duda: “Música”.
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