La llave para superar el sufrimiento no está en evitar las circunstancias difíciles, sino en cómo las interpretamos y gestionamos internamente. Tu mente puede ser tu mejor aliada para encontrar la paz, incluso en los momentos más desafiantes.
Imagínate que estás frente a una situación retadora, como por ejemplo una ruptura de pareja, y que hay otras dos personas más en una circunstancia idéntica:
Resulta que una de ellas, frente a eso sufre mucho más que tú. Entra en un gran estado de crisis durante varios años, comienza a tomar medicación, pierde su trabajo…
Luego estás tú, que vives eso con mucho dolor, pero ni de lejos tanto como a la primera persona. Estás sufriendo un tiempo, pero a pesar de ello sigues con tu rutina. Hasta que por fin en varios meses estás de nuevo totalmente recuperado.
Y a la tercera persona resulta que le ocurre lo mismo, su pareja se rompe, sufre, pero tanto la intensidad como el tiempo que la experimenta es insignificante, comparado contigo y el otro individuo. Así que en poco tiempo está de nuevo viviendo su vida, contenta y alegre.
¿Cuál es la razón para que una persona sufra más o menos que otras, cuando realmente están viviendo prácticamente lo mismo?
Hay muchas respuestas posibles que señalan el origen y que contribuyen a que esto sea así, pero solo una de ellas apunta exactamente al centro del problema, y es de nuevo que:
No sufres por lo que sucede en tu vida. Sufres por lo que tu mente te dice acerca de lo que está sucediendo. Tú determinas tu experiencia interna mediante el uso consciente o inconsciente de la mente. Y lo que te permite saborear más de lo “bueno”, y menos de lo “malo”, sin importar lo que pase es, de nuevo: La habilidad que tengas para usar tu mente.
Y con el dolor ocurre lo mismo… Pase lo que pase en tu vida, si tu mente se mantiene firme dentro de pensamientos de certeza, seguridad y paz, será eso lo que tendrás.
Piensa que si cómo nos sentimos dependiera únicamente de lo que ocurre, no tendría ninguna utilidad leer, estudiar, meditar o intentar aprender nada acerca de cómo funcionamos, ya que eso no tendría ninguna relevancia práctica en nosotros. Todos no sufriríamos igual frente a los mismos eventos.
Así que ¡enhorabuena! Ya tienes otra pieza más en tu puzle mental. Esta compresión te diferenciará del 95% que desconoce tal mecanismo.
Cualquier situación es más fácil cuando tu mente sabe cómo afrontarla. Y eso te lo da la experiencia externa y el trabajo interno.