Este mes comenzamos una estación nueva, para muchos la mejor estación del año, tanto por dejar atrás el invierno, como por lo agradable del clima, la cantidad de eventos y porque es además una época propicia para el consumo, lo que va a hacer que sea un buen momento para incrementar ventas, tanto si lo haces directamente al consumidor, como si vendes a otras empresas.
Uno de los principales problemas que tienen muchos empresarios es que, aunque estén con los almacenes preparados, normalmente han adquirido género con antelación, han de tener mayor flexibilidad para gestionar el inventario, para ello es fundamental tener dos cosas, un buen programa de ERP, que te permita gestionar y optimizar inventarios y la capacidad de reaccionar ante los vaivenes del mercado, ya sean al alza o a la baja.
No hace mucho, tuve la ocasión de departir una jornada con Pablo López, CEO de Silbón. Me dio una clave muy interesante de su negocio; había renunciado a comprar en China, pues, aunque era más barato, tardaba al menos un mes en que la mercancía estuviera en sus tiendas. Para remediarlo optó por proveedores nacionales y de otros países más cercanos, que le permitían que, si un modelo no funcionaba, paralizar su producción, y si alguno tenía éxito, solicitar que se fabricara en más cantidad. También le servía para hacer modificaciones casi sobre la marcha. Este era según él, uno de los secretos de su éxito. La flexibilidad y capacidad de adaptarse al cliente
Otro de los secretos era algo muy importante y que no todas las organizaciones lo hacen correctamente, esto es, tener un control férreo de los números. Sistemas que le permitieran conocer en tiempo real la rentabilidad, los picos de demanda y si un artículo despuntaba o por el contrario corría el riesgo de quedarse en la tienda. El cuadro de mandos de Silbón debe de ser espectacular, y no por lo complejo y exhaustivo, sino por lo útil y práctico.
Hemos oído muchas veces aquello de que la “información es poder”, y lo es. En este caso te va a permitir reaccionar, comprender lo que ocurre, buscar causas, encontrar soluciones, probar las mismas, medir la efectividad y la marcha del negocio.
Aún conozco muchos empresarios que funcionan más por intuición, que, por los números, y no es que no crean en los mismos, sino que no han tenido cultura de apoyarse en ellos, no disponen de información, o de sistemas que se la facilite, o la capacidad de comprensión de lo que significa un dato concreto, el cual hay que elevarlo a la categoría de información para tomar decisiones.
En cualquier caso, todo el mundo tiene un cuadro de mandos “a su manera”, cada cual entiende el suyo, pero te pediría que te hicieras algunas preguntas.
Si revisáramos tu cuadro de mandos ¿Qué nos diría?, ¿Tienes los semáforos de los puntos críticos de tu negocio?, incluso vayamos un poco antes; ¿Sabes cuáles son esos puntos críticos, los tienes bien identificados?, ¿Cada cuánto los vigilas?, ¿Qué acciones desencadenan el ver que hay un indicador que no está correcto?, ¿Es suficiente?, ¿Corres riesgo de no tener controlado algo importante en tu empresa?, Tienes presente los datos financieros y de resultados contables, o aún vas “por la cuenta de la vieja”?, ¿Sabes interpretarlo bien?, ¿Cuándo fue la última vez que revisaste si la información que utilizas, es la adecuada?
Estas preguntas, te deberían ayudar a tener buenas respuestas, lo que es bueno para ti y tu negocio, como lo hace Pablo.