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Todos tenemos, o hemos sido alguna vez, ese “cuñao” que cree saberlo todo y, además de opinar sin fundamento, al final provoca un disgusto y una pérdida de dinero.
Lo mismo ocurre en muchas empresas al ejecutar una campaña, un post o cualquier acción en redes sociales. Se permite que el “cuñao” nos aconseje y ejecute. Algunos ejemplos:
- “La niña, que está todo el día en TikTok e Instagram y hace cosas chulísimas con estrellitas y colorines”.
- “Mi Paquito, que maneja el móvil como nadie y tiene muchísimos seguidores”.
- “Tengo una app con inteligencia artificial que hace logos gratis”.
Si te duele una muela, ¿te atenderías con alguien que solo tiene una sonrisa bonita o con un dentista?
En comunicación digital necesitas profesionales. Si no, estarás tirando tu dinero. Acciones clave como la creación de contenido (Content Creation), la gestión de comunidades (Community Management) y la publicidad en redes (Social Media Advertising) requieren planificación y conocimiento.
Otras estrategias incluyen la optimización de redes (Social Media Optimization, SMO) para aumentar la visibilidad, el análisis de datos (Data Analytics) para medir el rendimiento de las campañas, el Influencer Marketing para aprovechar el alcance de creadores de contenido y el marketing de contenidos (Content Marketing) para atraer y fidelizar audiencia.
Ni el “cuñao” ni los aficionados a las redes sabrán ejecutarlas correctamente.
Si nos ponemos en lo peor, podrías caer en malas prácticas como el clickbait (títulos engañosos que decepcionan al usuario), falsificación de testimonios, bots y perfiles falsos que inflan la popularidad de forma artificial o manipulación de algoritmos con hashtags irrelevantes. Además, el plagio de contenido sin dar crédito puede generar problemas legales.
Solo los profesionales del sector pueden gestionar estos riesgos con estrategias éticas y efectivas.
En definitiva, antes de escuchar al “cuñado” de turno, detente, analiza y suelta el cubata, porque en el mundo empresarial eso, simplemente, no funciona.