
¿Libro o chiringuito?
Para muchos empresarios, el verano es sinónimo de parón en la actividad, agendas menos saturadas y clientes de vacaciones. Sin embargo, lejos de ver este periodo como un obstáculo, es una oportunidad estratégica para avanzar en aspectos del negocio que el ritmo frenético del resto del año no permite abordar.
Reflexión estratégica
El verano ofrece el espacio mental para levantar la mirada y reflexionar sobre la dirección del negocio. ¿Está yendo hacia dónde quieres? ¿Hay desviaciones respecto a tus objetivos anuales? Este es el momento de revisar el plan estratégico, identificar qué está funcionando y qué no, y tomar decisiones con perspectiva, sin la presión diaria.
Formación y desarrollo personal
El empresario es el principal activo de su empresa. Durante el verano, es recomendable dedicar tiempo a la lectura de libros de negocio, asistir a formaciones online o incluso escuchar podcasts mientras se disfruta de un paseo o un viaje. Invertir en el crecimiento personal y profesional repercute directamente en la empresa.
Revisión de procesos internos
Con menos urgencias operativas, es un buen momento para analizar los procesos internos. ¿Hay tareas que se pueden automatizar? ¿Sistemas que se pueden mejorar? Implementar mejoras ahora permitirá arrancar septiembre con más eficiencia y menos fricciones.
Fortalecimiento del equipo
Aunque haya vacaciones, muchos equipos siguen trabajando de forma rotativa. Aprovecha para tener conversaciones individuales más profundas, revisar planes de carrera o detectar posibles mejoras en el clima laboral. También puedes usar este tiempo para buscar nuevos perfiles estratégicos si estás pensando en crecer.
Networking y relaciones
En verano muchas personas están más relajadas y accesibles. Es un buen momento para retomar conversaciones con antiguos contactos, agendar cafés sin presión comercial o incluso asistir a eventos más informales donde se generan relaciones más genuinas.
Recargar energía
No todo es trabajo. El empresario necesita también desconectar. Aprovechar para descansar no es un lujo, es una necesidad para mantener la claridad mental, la creatividad y la salud. Un empresario agotado toma peores decisiones. Recargar energía es parte de su responsabilidad.
En definitiva, el verano no debe verse como un tiempo muerto, sino como un trampolín. El empresario que sabe aprovechar estos meses llega a septiembre con ventaja: con las ideas claras, energía renovada y el negocio preparado para escalar.
Hay tiempo para todo, lo que sí te recomiendo, es que no te dejes llevar por la vorágine, sino que decidas tú, qué quieres hacer realmente este verano.
Buenas vacaciones, si las coges.
¿Hablamos?
Este artículo pertenece a la edición de agosto de PYMES Magazine. (Lee la revista completa aquí)
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