
Liderar con principios
Pablo Lora
Responsable de Banco Mediolanum en la Zona Sur
El inversor más exitoso de la historia reciente, Warren Buffett, se jubila dentro de unos meses. Tiene 94 años y lleva a sus espaldas más de 60 dedicado a la gestión de finanzas, donde ha destacado por su habilidad, pero, sobre todo, por su humanidad y altruismo. Porque el conocido con el sobrenombre de “oráculo de Omaha” es famoso por su visión de negocio y por compartir públicamente los conocimientos que aplica en su quehacer como gestor. Se retira un referente de este sector, pero también del empresarial, donde ha destacado por su forma de ejercer el liderazgo.
Buffett ha defendido que el éxito de una empresa radica en contar con el mejor capital humano posible. Sus claves: dar autonomía a los trabajadores para que tomen decisiones al momento; saber delegar, lo que supone una confianza bidireccional, y contratar según su integridad. Situándola por encima, incluso, de su inteligencia e iniciativa. Pero ¿esta forma de entender los negocios sigue siendo factible hoy, en pleno éxtasis de la inteligencia artificial, cuando se habla de una re-evolución de la gestión empresarial sustentada en la tecnología?
En mis 20 años como asesor financiero y líder de equipos, he constatado la necesidad de rodearme de buenos profesionales, lo que equivale a decir buenas personas, con principios claros y transparentes. Las máquinas y la tecnología son herramientas de trabajo que pueden ayudar a mejorar nuestros procesos y rentabilidad, pero nunca podrán sustituir a los humanos.
Sin embargo, lidiar con el talento es infinitamente más complejo que con una máquina. Y se debe gestionar desde la empatía, la escucha y, muy especialmente, la ayuda. También acompañando a los profesionales en su crecimiento, pues una empresa solo podrá expandirse si lo hacen sus equipos. Y no hay evolución sin aprendizaje. Contando siempre con una sólida base humana.
A lo largo de la historia, muchas compañías de éxito han sucumbido por despreciar la innovación, los gustos y, por qué no decirlo, las nuevas tecnologías. Ahora bien, la adaptación exige estar al día y eso no se entiende sin una formación continua. De ahí que me resulte difícil entender a esos empresarios que se niegan a instruir a su gente por temor a que se vayan y fichen por la competencia. Lo que es bueno para tus colaboradores es bueno para el negocio.
Liderar equipos es eso. Como también lo es crear un entorno profesional que involucre a las personas en el proyecto. Para ello debemos ser transparentes y transmitir los objetivos a corto, medio y largo plazo. Eso generará confianza, imprescindible para obtener un compromiso por partes del talento empleado.
Un buen líder escucha, comparte, acompaña y da ejemplo, pidiendo a los suyos aquello que él demuestra día tras día, con hechos.
