
Más allá de la rentabilidad
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La esencia de la actividad empresarial es la incertidumbre, va en el ADN del emprendedor. Y la duda es también inherente a cualquier inversión, ya sea en nuestra empresa o en cualquier mercado, pues los beneficios pasados no garantizan beneficios futuros.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, hay tres tipos de patrimonio: el empresarial, el inmobiliario y el financiero. Está claro que el empresario, que dedica incontables horas al desarrollo de su negocio y lo conoce mejor que nadie, tiende a pensar que la mejor opción para invertir su capital financiero es su negocio. Se suele pensar que el capital invertido en su empresa batirá el beneficio de cualquier activo en el que podría colocar su dinero. Y lo hará con creces.
Sin embargo, los asesores financieros debemos insistir en que la rentabilidad, por importante que sea, no es el único criterio que debemos valorar a la hora de decidir dónde colocamos nuestro patrimonio. La rentabilidad ha de complementarse con la liquidez y, sobre todo, con la diversidad. Además, cabe recordar que la empresa, aunque sea una prioridad vital de todo empresario, no es la única. También hemos de velar por nuestra vida personal y la de nuestros seres queridos.
Es cierto que el futuro de nuestra empresa y el de nuestra familia van ligados, pero la regla de oro es que las finanzas de una y otra han de estar separadas, con una planificación financiera ajustada a cada necesidad. Y, en ambos casos, la base de la estrategia es la diversificación ―el mejor antídoto para reducir los riesgos de concentrar todo el patrimonio en un solo proyecto o producto― y generar la liquidez que nos permita sortear las vacas flacas. Tanto en casa como en el trabajo.
De esta forma debemos comprender los riesgos de invertir todo el patrimonio familiar en nuestra empresa y, principalmente, entender que una inversión diversificada nos aportará mayor tranquilidad ante la necesidad de batir el coste de la vida y afrontar posibles imprevistos.
Seguramente ninguna inversión podrá competir con la rentabilidad que podemos conseguir en nuestro propio negocio. Por ello es importante contar con el acompañamiento de un profesional de las finanzas que nos permita afrontar la gestión de nuestros distintos tipos de patrimonio con mayor perspectiva y valorar qué inversión es más adecuada según nuestras circunstancias y nuestros objetivos (y los de nuestros seres queridos) a corto, medio y largo plazo.
** Las opiniones expresadas en los artículos de ‘Voces de Experto’ en PYMES Magazine son de exclusiva responsabilidad de sus autores, no comprometiendo la postura editorial de la revista.