
Menos del 10 % de las empresas españolas exportan: un reto para la competitividad
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La baja internacionalización del tejido empresarial español
El tejido empresarial en España enfrenta un reto estructural en cuanto a su capacidad para expandirse más allá de las fronteras nacionales. Según datos de Iberinform, apenas un 9 % de las empresas españolas tienen actividad exportadora, un porcentaje que se reduce al 8 % en Andalucía, donde la mayoría de las compañías siguen limitando su mercado al ámbito local y provincial.
Este dato refleja una realidad preocupante: mientras que en otros países europeos las empresas buscan diversificar su alcance geográfico, en España, la dependencia del mercado interno sigue siendo la norma. De hecho, un 55 % de las empresas andaluzas limitan sus ventas al mercado local y provincial, frente al 52 % de la media nacional.
Además, la tasa de internacionalización ha caído dos puntos respecto a los niveles previos a la pandemia, una tendencia que los expertos atribuyen a factores como las tensiones geopolíticas y la fragmentación geoeconómica. Este contexto ha debilitado la capacidad de las empresas para abrir nuevos mercados, lo que ha llevado al 91 % del tejido empresarial español a depender en exclusiva del mercado doméstico.
Las comunidades con mayor y menor actividad exportadora
La proximidad geográfica y la estructura productiva juegan un papel determinante en la internacionalización de las empresas. En este sentido, las comunidades más abiertas a la exportación son aquellas situadas cerca de la frontera francesa y el Mediterráneo, donde se observa un mayor porcentaje de empresas con vocación global:
- Navarra (18 %)
- País Vasco (17 %)
- La Rioja (16 %)
- Valencia (12 %)
- Aragón (12 %)
En el otro extremo, las comunidades con menor grado de exportación son aquellas con un modelo económico más dependiente de sectores menos globalizados o que tienen una ubicación menos favorable para el comercio exterior. Entre las regiones con menor actividad exportadora se encuentran:
- Canarias (2 %)
- Ceuta (3 %)
- Baleares (5 %)
- Castilla y León (6 %)
- Castilla-La Mancha (7 %)
Llama la atención que Madrid y Cantabria coincidan con la media nacional del 9 %, lo que sugiere que incluso en el centro financiero del país la internacionalización sigue siendo un desafío.
Exportación por sectores: la industria lidera, la hostelería se estanca
La posibilidad de expandir las ventas a mercados internacionales depende, en gran medida, del sector de actividad de la empresa. En este sentido, la industria sigue liderando la internacionalización, con un 20 % de las empresas industriales operando en mercados exteriores. Le siguen los sectores de logística (13 %) y comunicaciones (12 %), que dependen en gran medida de un mercado globalizado y digitalizado.
Por otro lado, sectores más ligados a la demanda interna y a la prestación de servicios locales apenas tienen presencia en el comercio exterior. Los casos más representativos son:
- Hostelería: 1 %
- Construcción: 2 %
- Sanidad: 2 %
- Educación: 4 %
Estos sectores presentan mayores dificultades para internacionalizarse, ya sea por la naturaleza de su actividad, que exige una presencia física en el lugar de consumo, o por la falta de recursos e inversión para expandirse.
La dependencia del mercado local: una tendencia creciente
Otro dato preocupante que se extrae del análisis de Iberinform es el incremento de empresas que limitan su actividad exclusivamente a su municipio. Mientras que antes de la pandemia el porcentaje de empresas con este perfil era menor, hoy el 24 % de las empresas españolas operan únicamente en su localidad, lo que supone un aumento de cinco puntos en los últimos años.
Además, dentro del mercado doméstico, la distribución de las empresas por ámbito de actuación es la siguiente:
- 32 % vende en toda España
- 8 % opera dentro de su comunidad autónoma
- 28 % se limita a su provincia
- 24 % solo vende en su municipio
Este aumento de la actividad local sugiere que, a raíz de la pandemia, muchas empresas han optado por replegarse y centrarse en su mercado inmediato en lugar de expandirse.
Los desafíos de la internacionalización en España y Andalucía
Para mejorar la competitividad y garantizar un crecimiento más sostenible, las empresas deben apostar por la internacionalización como un pilar estratégico de su desarrollo. Sin embargo, este proceso enfrenta varias barreras:
- Falta de financiación: exportar requiere una inversión en logística, marketing y adaptación a nuevos mercados.
- Burocracia y regulaciones: cumplir con las normativas internacionales es un reto, especialmente para las pymes.
- Desconocimiento del mercado exterior: muchas empresas no cuentan con información ni con la formación necesaria para operar fuera.
- Costes logísticos elevados: transportar bienes a otros países, especialmente en sectores industriales, supone un gasto adicional.
- Falta de digitalización: sin herramientas digitales adecuadas, la venta en el extranjero se hace mucho más difícil.
Para revertir esta situación, es necesario fomentar políticas de apoyo a la exportación, como programas de financiación, formación específica y asesoramiento para las empresas que deseen expandirse.
Un reto para la competitividad empresarial
El hecho de que menos del 10 % de las empresas españolas y andaluzas tengan actividad exportadora evidencia una limitación estructural en la economía del país. Mientras otras naciones europeas han apostado por la internacionalización como una vía de crecimiento, en España y Andalucía sigue predominando la dependencia del mercado interno.
Si bien algunos sectores, como la industria y la logística, han logrado expandirse globalmente, otros sectores clave siguen rezagados, afectando el potencial económico del país.
Para mejorar esta situación, es fundamental romper las barreras que impiden a las empresas dar el salto al exterior, apostando por políticas de apoyo a la exportación, mayor formación en comercio internacional y herramientas digitales que faciliten la internacionalización de los negocios.
En un mundo globalizado, las empresas que no miren más allá de sus fronteras corren el riesgo de quedar rezagadas. Es hora de cambiar esta tendencia y convertir la internacionalización en un pilar clave del futuro empresarial español.