Hace algunos meses os hablé en estas mismas páginas sobre el cambio del logo de Correos, en ella os intenté explicar el trabajo que hay detrás de la idea de un cambio.
Desde entonces, no sólo ha sido Correos, también han cambiado su imagen Zara, Wolkswagen e incluso Facebook.
¿A qué obedece todo esto? Pues a algo tan esencial y que es perfectamente entendible si conocemos para qué sirve realmente un logo: ser el reflejo para clientes y accionistas de nuestra filosofía de empresa. El cambio o adaptación es mucho más importante desde el punto de vista comunicativo y del marketing de lo que a priori puede parecer. Las empresas necesitan comunicar, todas, otra cosa es cómo lo hagan. El Corte Inglés fue durante muchos años la empresa que más invertía en publicidad, sin embargo, las dos principales empresas del país, actualmente, Mercadona y Zara, no realizan publicidad, sino que comunican de otro modo. Las empresas, hoy, usan su cambios a través de la adaptación de su imagen de marca.
Toda esta vorágine de nuevas identidades visuales no es más que un cambio en el paradigma del mercado. Estamos en un mundo más globalizado, más orientado a la venta mundial y las reglas han cambiado para todo, por ello, es necesario alzar la voz y decir: “Estamos adaptados”. Pero no sólo basta con emitir comunicados o notas de empresas, hay que hacer algo más, por ello, las compañías están apostando por reformular su imagen a los nuevos tiempos.
Vamos a definir primero qué es un logotipo y por qué es necesario.
Una entidad, además de por su gestión y actuación, es también identificada por una imagen visual que personalice sus comunicaciones ante los ciudadanos. Esta imagen visual, resultado de la percepción por parte del público de la denominada ldentificación Visual Corporativa, refuerza la imagen general y su filosofía se basa en el principio de que una organización compleja y con cierto grado de diversidad, necesita concretar su identidad sobre unas formas simbólicas visuales, puesto que sólo un conjunto de signos debidamente definidos y coordinados entre sí, formando un Sistema de ldentificación Visual, son capaces de conseguir un código sustitutivo de la complejidad de la entidad. Esto es un logotipo.
Pero la pregunta sería, si ya identificamos un logo con una empresa ¿por qué cambiarlo? Precisamente, porque al ser el elemento con el que identificamos a una empresa, el cambiarlo, supone una declaración de intenciones en toda regla. de hecho, se ha hablado más de los cambios visuales que de las empresas en sí durante estos meses.
La decisión de cambiar una imagen corporativa no se hace al azar o por capricho del dueño o accionista. Ni siquiera por moda. La decisión se toma, fundamentalmente, cuando la empresa está iniciando un gran cambio. Pongamos el ejemplo de Facebook. La compañía ha anunciado ya cómo se va a identificar sus nuevas ‘marcas’. ¿A qué viene este cambio?, pues a una decisión estratégica empresarial, además de, aprovechando la situación, ofrecer una nueva imagen tras los sonados casos con la obtención de datos personales.
En otros casos, las razones son otras, como el caso de Wolskwagen, un cambio que viene tras varios años de pérdida de popularidad, algo muy importante para muchas empresas. Con este cambio han querido lanzar el mensaje de renovación, liderazgo y transparencia. El caso contrario, sería el de Zara, que ha roto su estética, precisamente para lanzar el mensaje de diferenciación.
Pero existe otra razón fundamental, que ya hemos apuntado anteriormente: Internet. En un mundo en el que aumenta los e-commerce, la reputación online, las empresas necesitan reflejar esa filosofía en su imagen de marca. Correos cambió su imagen para adaptarlo a las nuevas demandas de compras online. Y no podemos obviar el logo de Google, que anunció a bombo y platillo su cambio ínfimo, precisamente para comunicar que las nuevas reglas del mundo digital lo requería.
Por lo tanto, podemos concluir que las empresas se están adaptando a los nuevos tiempos y la manera de hacerlo saber a sus clientes y accionistas es con un cambio de su imagen corporativa.