La llegada de un bebé o de un hij@, bien sea en pareja o en solitario, es una responsabilidad que generalmente viene acompañada de la ambivalencia entre la satisfacción y la ilusión por ser mamá o papá y el miedo a no hacerlo bien o el temor a equivocarse. A esto hay que añadir que, en bastantes ocasiones, la madre puede vivir como un peso la crianza y la satisfacción de las necesidades del bebé; agotamiento, falta de tiempo para ella misma, sentir que no tiene descanso, falta de colaboración por parte de la pareja… Estos pensamientos y sentimientos son normales y casi siempre tienen su origen en que nadie nos cuenta realmente qué pasa cuando tenemos un bebé y cómo son.
Cuando te quedas embarazada todo el mundo te da la enhorabuena y te cuenta lo feliz que vas a ser y lo bonito de la experiencia, es decir, te cuentan sólo la parte buena o socialmente bien vista. Nadie, o casi nadie, te informa de la cantidad de noches sin dormir que te vas a tirar. Y esto es así, porque l@s bebés no duermen toda la noche sino que se despiertan a cada rato (para comer, comprobar que estás a su lado y que lo estás cuidando, para tocarte y olerte…). A l@s bebés no les gusta estar sol@s, no quieren que l@s dejes y, sobre todo, no quieren perderte de vista ni un minuto y no quieren estar quiet@s. Por eso, lloran para que l@s cojas y l@s mezas, para que l@s acaricies y les cantes. Seguramente alguien te diga que no lo hagas para que no se acostumbren y es justo lo contrario, l@s bebés ya nacen acostumbrados al contacto físico y a que l@s cojas en brazos y l@s tengas siempre encima. Y esto es así porque el contacto físico y el sentirse queridos y protegidos es esencial para el correcto desarrollo del bebé.
Este ansia de moverse y descubrir el mundo es debida a que l@s bebés son curiosos por naturaleza y por eso conformen crezcan y puedan quieren tocarlo todo, especialmente las cosas que tú más toques, especialmente aquellas con botones: l@s mandos, teléfonos… De igual manera, en cuanto sean capaces, querrán gatear, correr, saltar y llegar a todas partes y ese será el momento en el que tu espalda sufrirá muchísimo y tendrás que redecorar tu casa para adaptarla a las demandas del bebé y sobre todo, quitar de en medio todo aquello que no quieras que destroce.
Y es que hay que saber y aceptar que l@s bebés no son alto-demandantes sino que somos nosotr@s l@s bajo-tolerantes, l@s bajo-pacientes, l@s bajo-disponibles y a l@s que nos cuesta responder con prontitud y con agrado a sus innumerables necesidades. Por tanto, lo quieras o no, así son l@s bebés; si ya tienes uno lo habrás podido comprobar y, en caso contrario, aquí tienes estas líneas para hacerte una ligera idea de cómo son l@s bebés.