Es un hecho reconocido que el 80% de las empresas familiares no sobreviven a la tercera generación, quizá porque los nietos no quieren continuar con la tradición empresarial. El lado positivo es que, según un estudio del Instituto de la Empresa Familiar, 7 de cada 10 traspasos que se ponen en marcha acaban con éxito. Aunque es inevitable pensar: ¿estaremos entre los 3 intentos fallidos?
En respuesta a estas dudas, cabe tener en cuenta que, para llegar a buen puerto, la sucesión tiene que estar planeada estratégicamente e iniciarse mucho antes de que la edad aconseje el retiro de los progenitores. Un proceso que se plantea desde distintas vertientes.
La primera es el reparto de funciones entre los distintos hijos, en caso de haber varios. Entramos en la espinosa gestión de las emociones, que nos obliga a mantener la cabeza fría en busca de un equilibrio entre el cariño y el porvenir de la empresa. La jurídica es la segunda preocupación que nos asalta, pues hay que analizar la legislación laboral -pensando en la plantilla- e, igualmente, la civil y la familiar, para elegir la forma de traspaso más idónea. Parece lógico pensar que este camino conviene recorrerlo junto a expertos en derecho.
Sin embargo, poco se habla del traspaso desde una vertiente financiera. Porque el traspaso va más allá de la familia y hay autónomos que fían su jubilación al traspaso del negocio cuando no hay sucesores o estos no quieren continuarlo. Por ejemplo, en la venta de la licencia del taxi, de las tierras de labor o del bufete de abogados. Y, en estas circunstancias, se tienden a hacer cálculos poco realistas de lo que se podrá llegar a ingresar por el traspaso del negocio.
Hay muchos factores que pueden hacer devaluar el valor de una empresa, por lo que cuesta mucho saber por cuánto la podremos traspasar. Pero, además, el proceso puede llevarnos más tiempo del que nos gustaría, por lo que es posible que durante los primeros meses de nuestra jubilación no contemos con la liquidez necesaria para asegurar nuestro nivel de vida.
En este sentido, igual que tenemos bien delimitadas la economía familiar y las finanzas de la empresa, es imprescindible contar con una estrategia de inversión al margen de la empresa que nos permita alcanzar el capital necesario para iniciar un retiro despreocupado. Esta acción, con el acompañamiento de un asesor financiero, nos permitirá no tener que renunciar a seguir saliendo a comer a los mismos sitios o disfrutar de esos viajes que tanto nos gustan, justo cuando disponemos de todo el tiempo del mundo para hacerlo.
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