
Temple, técnica y priorizar
Camarada empresario,
Posiblemente, en tu día a día, o en algún momento de tu “carrera” dirigiendo tu negocio, te habrás preguntado: ¿Cómo puedo salir de esta?
Casi seguro que has afrontado en algún momento crisis económicas nacionales, pandemias, guerras comerciales, aranceles, huelgas, un torrente de nuevas tecnologías, cambios absurdos en las leyes laborales.
Si estás leyendo estas líneas significa que lo lograste. Que ese reto fue superado. Saliste con la armadura maltrecha, abollada, sucia y arañada. Puede que incluso ese reto te tumbara pero, cual Ave Fénix, resurgiste con fuerzas renovadas.
No puedo más que quitarme el sombrero y saludarte con respeto.
Sin embargo, el entorno acelerado en que vivimos hoy día, esa sociedad de la sobre información, de la inmediatez, de la fugacidad… hace que los retos no vengan “de uno en uno”, como los atacantes de una película antigua de artes marciales (Chuck Norris o Bruce Lee en el centro de un grupo de esbirros del enemigo, superados en número pero superiores en temple y técnica, ya sabes a qué me refiero).
Qué va… ahora se juntan los retos, de dos en dos o hasta de cuatro en cuatro.
Y así es muy fácil perder la pelea.
La dificultad de superar el reto, viene multiplicada por la complejidad de la situación, por la simultaneidad de los retos.
Es por ello que nunca fue más importante que ahora saber priorizar. Saber qué hacer primero, y qué hacer después. Tener control y claridad sobre las acciones, y conocimiento sobre los efectos e impactos, que te permitan reevaluar sobre la marcha y ajustarlo todo.
Es decir, nunca fue más importante entender tu empresa con un punto de vista estratégico, con el foco claro, con conocimiento absoluto de los recursos y funcionamientos de cada área.
Con un plan de acción que te sirva como guía clara. Con instrucciones para que tus empleados, y tú mismo/a sepáis qué hacer en cada momento.
Con visión y propósito, más allá de hacer el dinero justo para “seguir tirando”.
Y, aunque el concepto está claro, hay un reto aún mayor, que puede estar impidiendo que te pongas el sombrero del estratega.
Muchos me lo habéis dicho: “Es que para hacer eso, tengo que PARAR. Y no tengo tiempo para parar”.
Te dejo con mi respuesta más habitual:
Si no paras para organizar, pararás por salud o por quiebra.
Estrategia, y mucho éxito.