¿Hidratación a toda costa?

Con la llegada del buen tiempo y el calorcito vamos notando como nuestro cuerpo nos va pidiendo beber más agua. Surge así la gran pregunta: ¿cuánto agua hay que beber al día? 

Continuamente nos encontramos con la recomendación de los profesionales sanitarios y los medios de comunicación de aquello de los dos litros de agua, yo misma reconozco que entre mis recomendaciones he llegado a dar esa pauta en forma de los 8 vasos de agua a día. Esto ya ha cambiado, pues existe evidencia suficiente para lanzar una tesis al respecto de la pregunta con la que he empezado este párrafo: realmente bebe el agua que el cuerpo te pida, cuando tengas sed. El problema está que a veces la sensación de sed se pierde o se confunde, como cuando pensamos que necesitamos comer algo y lo que necesitamos es hidratarnos, de ahí la recomendación de beber agua, pero sin la obsesión de beberla cueste el sacrificio que cueste.

Para hidratar

nos siempre que el cuerpo tenga esa necesidad tenemos que reaprender a escucharlo, ya que, repito, no todo vale con el fin de beber agua.

 Todos conocemos bien los perjuicios del azúcar, pero no lo son tanto los de los edulcorantes que llevan ciertos alimentos o bebidas “sin azúcar” o “Light”:

  • Alteración de la microbiota intestinal.
  • Molestias digestivas.
  • Algunos edulcorantes, en algunas personas, son confundidos por parte de nuestro organismo como si fueran azúcar, provocando una secreción de insulina.
  • Alteración de los mecanismos de recompensa (provocándonos más apetito por ese tipo de sabores dulces).

Los alimentos frescos tienen una cantidad considerable de agua que también nos hidrata, sobre todo las frutas y las verduras, pero añadir al agua saborizantes o tomar bebidas repletas de azúcares o edulcorantes para beber agua no nada saludable. De Seguimos así sin novedades sobre lo que más nos conviene: alimentación real y consciente basada en alimentos nutritivos y  lo menos procesados posible (productos de los que podemos encontrar en un mercado de abastos, no productos con una lista interminable de ingredientes), agua (cuando el nuestro cuerpo lo pida), ejercicio de forma regular y suficiente descanso.

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