Sin duda, las familias siempre estamos preparadas para que nuestr@shij@s tengan buenas notas y poder presumir de lo buen estudiante que es nuestro hijo o hija. Para lo que no estamos tan preparados es para el caso contrario, cuando nos enfrentamos a unas notas llenas de suspensos o que nos informan que tienen que repasar los conocimientos del curso porque han aprobado por los pelos.
Y es que las notas, y especialmente las de final de curso, son un motivo de conflicto y disgusto importante para muchas familias que en ocasiones llegan al extremo de condicionar los planes del verano de las mismas.
Esto es así porque desde siempre, se han interpretado las notas como algo que predice el futuro. Si nuestro hij@ saca buenas notas será alguien de provecho; pero, si no lo son significa que acabará muy mal. Esta creencia hace que conforme vas leyendo las notas vas notando como crece en ti una mezcla de rabia y preocupación que te lleva a pensar en todos los castigos que vas a imponerle (nada de móvil, ordenador, videojuegos…, ni por supuesto salir de casa ni piscina, ni playa…).
Sin embargo, lo anterior no te servirá de mucho ya que si lo cumples lo más probable es que esto afecte también al resto de la familia que no tiene culpa de nada. Además, es un poco injusto porque seamos sinceros, ya te veías venir que las notas no iban a ir muy bien.
Lo más recomendable en estas situaciones es hablar con tu hij@ sobre el asunto e intentar analizar el motivo del o los suspensos ya que no es lo mismo haber suspendido por causa del desinterés por una asignatura o por la ausencia de hábitos y técnicas de estudio que por falta de voluntad o motivación. También tendremos que valorar si le ha afectado algún problema familiar o una enfermedad, o un posible cambio de colegio o el paso de primaria a secundaria ya que primero de la ESO es el curso que más cuesta arriba se les hace.
Una vez identificado el origen de las malas notas, toca trazar una hoja de ruta para estudiar y seguir los siguientes consejos:
1. Prepárale un sitio apropiado para el estudio ya que un ambiente apropiado es imprescindible.
2. Pacta con él o ella un horario de trabajo, preferiblemente a primera hora de la mañana, unas reglas de trabajo y una hoja de ruta.
3. Respeta los fines de semana como tiempo libre para que haga lo que le apetezca.
4. Es importante respetar el cumplimiento de los horarios y de las reglas. Si algún día surge algún contratiempo puede recuperar el día de trabajo en el fin de semana.
5. Negocia las consecuencias de no cumplir con la hoja de ruta.
6. Ayúdale en la medida de tus posibilidades. Enséñale a realizar resúmenes y esquemas, y corrígele sus ejercicios de forma sistemática para que vea que te involucras en sus cosas.
7. Sé un ejemplo, mientras él o ella está cumpliendo con su horario de trabajo y su hoja de ruta tú puedes cumplir con la tuya (trabajo pendiente, compras, tareas domésticas…). De esta manera cuando terminéis tenéis todo el día para estar juntos y hacer todo aquello que os gusta.
En definitiva, es importante que tu hijo o hija disponga de un tiempo diario de estudio para que no se le eche el tiempo encima y pueda recuperar esas asignaturas pendientes y, además, tener tiempo suficiente para disfrutar de las vacaciones. Tu labor es apoyarle y motivarle para que consiga sus objetivos y si ves que necesita ayuda especializada no dudes en consultar con un profesional y contratar sus servicios. Por último, no desesperes y tómalo con toda la calma que puedas. Al fin y al cabo, una mala racha la podemos tener todos; y en el peor de los casos, repetir un curso tampoco será el fin del mundo.
De todas formas, recuerda que lo más importante es motivar a nuestr@shij@s para que estudien por el placer de aprender; por el placer de tener más conocimientos, y no por la obligación de tener que aprobar.
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