Cuando se decide poner un inmueble a la venta, muchas veces se piensa que basta con anunciarlo y esperar. Pero la realidad es que un buen trabajo previo puede acelerar mucho el proceso de venta y, además, revalorizar el precio. No se trata de invertir grandes cantidades, sino de presentar la vivienda de forma atractiva, ordenada y lista para que el comprador se visualice en ella desde el primer momento.
Lo primero es la limpieza. Puede parecer obvio, pero no siempre se tiene en cuenta. Una casa limpia transmite cuidado, atención y buena conservación. Lo mismo ocurre con los olores: ventilar bien, evitar ambientadores demasiado intensos y mantener un aroma neutro puede marcar la diferencia en una primera visita.
El siguiente paso es el orden. Una casa desordenada o demasiado personalizada puede dificultar que el comprador imagine su propia vida allí. Quitar fotos personales, despejar superficies y guardar lo que no sea esencial ayuda a que los espacios se vean más amplios y luminosos.
La iluminación también juega un papel fundamental. Abrir cortinas, subir persianas y, si es necesario, encender lámparas estratégicas da calidez y mejora la percepción de los espacios. A veces, pequeños cambios como poner ropa de cama clara, cojines neutros o un jarrón con flores pueden elevar mucho la imagen general sin necesidad de reforma.
Otro aspecto importante es tener toda la documentación lista: escritura, certificado energético, IBI, recibos de comunidad… Tenerlo todo preparado genera confianza y agiliza el proceso cuando llega un comprador realmente interesado.
Y, por supuesto, las fotos. Hoy, la mayoría de las búsquedas comienzan en internet, por lo que unas imágenes profesionales y bien encuadradas son clave. Invertir en una buena sesión fotográfica puede ser más rentable que bajar el precio semanas después por falta de visitas.
Vender rápido no siempre es cuestión de suerte. Muchas veces es cuestión de estrategia. Preparar un inmueble para la venta no es esconder lo que es, sino mostrar su mejor versión. Porque una buena primera impresión, en el sector inmobiliario, puede traducirse en una visita menos… y una venta más.