Para darle un buen impulso a tu negocio, y superar la temida cuesta de enero que ya deberíamos estar dejando atrás, algo que puedes hacer es revisar tu modelo de negocio.
Te puedo asegurar, tanto por experiencia propia, como por lo que veo en muchos emprendedores, autónomos y empresarios como tú, que es una táctica muy poderosa.
Tanto, que en los centros en los que se ofrece guía y formación a nuevos empresarios, sea del mundillo startup o algunas (buenas) escuelas de negocios, el conocimiento y definición del modelo de negocio es una de las piezas fundamentales.
Sin ello, es posible que llegues a tener resultados, pero te aseguro que vas a invertir muchos más recursos (especialmente, tiempo) en alcanzarlos mediante prueba error.
Y sabemos que no está la situación exterior como para ponernos a hacer pruebas y experimentos.
Seguro que has oído hablar del famoso modelo de negocio. El problema es que la definición del mismo aparece más o menos adornada y retorcida, dependiendo de la fuente de información que consultes.
Es posible que hayas leído algunas en las que el modelo de negocio es algo casi reservado a empresas de nueva creación y a emprendedores de base tecnológica o digital.
También es posible que veas por ahí que se mezclan los conceptos de modelo y plan de negocio.
Menudo lío, ¿verdad?
Como a mí me gusta ayudarte a simplificar conceptos que vienen envueltos en misterio y marketing, te voy a dar mi versión.
Tu modelo de negocio no es más (ni menos) que:
“La forma en que vas a crear, entregar y capturar valor”
Es decir: cómo vas a crear un impacto positivo para un determinado grupo de personas, cómo lo vas a entregar y cómo vas a beneficiarte en el proceso.
Te lo explico con un ejemplo: pongamos que vendes un producto para mascotas.
Ese producto… ¿Lo fabricas tú? ¿lo compras ya terminado y lo vendes? ¿compras las partes, las ensamblas y las vendes? ¿gestionas el pedido y haces que el fabricante lo envíe a domicilio?¿pagas a alguien más para ensamblarlo, almacenarlo, enviarlo?…
…y…¿cómo vas a ganar dinero con ello?
Dicho de otra forma: el modelo de negocio explica CÓMO haces lo que sea que haces para ganar dinero.
No son pocos los empresarios que, ya sea por la rutina del día a día, porque no tienen tiempo, o simplemente por puro desconocimiento (a esto le llamo yo “tocar de oído”), están sufriendo más de la cuenta o desaprovechando el potencial que puede aportarte tener bien claro y definido el modelo de negocio.
Porque una vez lo controles, vas a tener:
- Visión global del negocio, lo que te aporta control, lo que reduce la incertidumbre.
- Capacidad de medir y analizar lo que sucede, ir haciendo mejoras y ajustes.
- Sensación de que realmente tú controlas el negocio, no él a ti.
Y ahora que ya sabes que “eso” está ahí, listo para ser revisado, definido y aprovechado… ¿cómo lo hacemos?
En mi experiencia, no hay mejor herramienta para poder verlo que el “lienzo de modelo de negocio”. Lo encontrarás fácilmente por ahí en su nomenclatura inglesa: “Business Model Canvas”.
Se trata de un formato subdividido en 9 casillas, en las cuales debes hacer el ejercicio de rellenar lo que se indica en cada caso, que es:
- Propuesta de valor QUÉ haces para tus clientes, y cómo transformas sus vidas y/o negocios o cómo se benefician ellos adquiriendo tus productos, contratando tus servicios o interactuando con tu negocio.
- Clientes. tus clientes objetivos (recuerda que puedes tener un único perfil de cliente, o varios).
- Relaciones. cómo será la relación de los clientes con tu negocio. Aquí entra gran parte de los intangibles que creará en los clientes que la percepción de tu negocio sea la que tú deseas.
- Canales. a través de qué medios se producen estas relaciones entre cliente y negocio. Y dependerá, evidentemente, de los perfiles de cliente.
- Aliados o socios clave. desde proveedores a otros negocios con los cuales puedas complementar tu oferta, de modo que el mismo cliente extraiga más valor trabajando con ambos.
- Actividades clave. Aspectos de la operativa, procesos de venta y marketing, logística interna…
- Recursos clave. Recursos de los que dispones, y que serán consumidos en la operativa para que el negocio funcione. Se detalla también su cantidad, calidad e intensidad.
- Estructura de costes. Cuánto cuesta mantener en marcha la operativa y la comunicación. Distinguir costes fijos y costes variables.
- Fuentes de ingresos. Detalla de dónde sale (o más bien entra) el dinero. Y ojo, que, además de venta directa, puede haber otras que no estás considerando, o incluso negocios paralelos que puedas utilizar para alimentar este.
Te invito a que descargues un “canvas”, y lo rellenes. Pronto vas a ver con claridad muchos detalles importantes que normalmente pasas por alto.
Y si se te atasca, puedes contar conmigo.