La remolacha fresca es una hortaliza de “invierno”, sin embargo, podemos encontrarla fácilmente en el mercado durante todo el año. Es muy completa a nivel nutricional. Destaca por su elevado contenido en agua (89%) y en hidratos de carbono (6,7%), además de su moderado aporte calórico.
Es una buena fuente de fibra y es rica en ácido fólico (vitamina B9), potasio y vitamina C. En menos proporción, también contiene calcio y sodio. Además, contiene betaina y betalaina, pigmentos responsables de su color morado. Incorporando la remolacha a nuestra alimentación podremos obtener los siguientes beneficios:
-Control de peso.
-Beneficios en el embarazo o en niños, por su contenido ácido fólico, necesario en estas etapas para prevenir en el bebé la aparición de enfermedades como la espina bífida o la anencefalia.
-Antioxidante.
-Refuerzo del sistema inmunológico.
Además, es un alimento muy versátil, se puede incluir en ensaladas, sopas, purés y batidos.