Los antipropósitos

Seguramente, todo el mundo te estará hablando ahora de objetivos, propósitos para este año, y metas. Siempre la misma cantinela: que si es mejor marcarse objetivos que propósitos…que si mira que los propósitos decaen a los pocos días…que si luego viene el efecto psicológico negativo de fracaso, sumado a los “recordatorios” de dicho fracaso (el juego de pesas o los patines que te compraste tan motivado/a, y están cogiendo polvo en el trastero)…

Lo entiendo, es el momento. Pero yo no. Me niego. Primero, porque yo de eso ya te hablé por aquí, hace exactamente un año. Nada nuevo bajo el sol en ese aspecto. Y, todo sea dicho de paso, ya vas tarde para marcar los objetivos del presente año. Márcate en el calendario que los de 2024 los mires a principios de Noviembre. Hazte ese favor. Y segundo, porque quiero invitarte a hacer una reflexión. Puede que estés preocupada/o por la situación exterior. Por todo lo que pasa en el mundo. 

Porque lo que pasa en el mundo, te afecta: materias primas y suministros que disparan tus costes, proyectos de clientes que se suspenden temporalmente o se cancelan, rompiendo tus esquemas y planes y torpedeando tu línea de flotación.

Y por otro lado, los consumidores, que vemos cada día reducido nuestro poder adquisitivo, teniendo que ser más meticulosos con nuestros hábitos de consumo (lo que lleva a muchos lógicamente a buscar la opción con el precio más bajo, de entre las disponibles…especialmente si se trata de productos que se perciben como iguales.

Ninguno de los parámetros externos tiene buen aspecto. Y nada puedes hacer para evitar que te afecten. Al menos, a simple vista. Pero a esto, volveré un poco más adelante.

Puesto que no puedes actuar sobre la geopolítica, y menos aún tienes potestad sobre las tendencias inflacionistas, nunca ha sido más importante tener el mayor control posible sobre lo que sí está en tu área de influencia.

Y esto tiene dos vertientes fundamentales, Estratégica y Táctica.

En la vertiente Estratégica, puedes y debes…

  • Afinar tu posicionamiento. Tal vez retocarlo. Definir muy bien a quién te diriges, que problema resuelves o deseo satisfaces y cómo lo haces de forma que es significativamente diferente del resto.
  • Reconocer qué clientes te convienen y cuáles no. Seleccionar los primeros de entre tu clientela recurrente y seguir con ellos. Buscar más de estos, para llenar el hueco que dejan los clientes poco adecuados que has dejado o dejarás de servir.
  • Fijar objetivos empresariales claros y concisos, a largo (año/s), medio (cuatrimestre/ semestre) y corto plazo (mes/semanas).
  • Tener estrategias de comunicación/marketing y ventas coherentes con la estrategia base de marca y negocio.

Y en la vertiente Táctica…

  • Tener tu empresa bien organizada y estructurada.
  • Disponer de sistemas que hagan eficientes tus operaciones.
  • Tener protocolos que agilicen las decisiones y reduzcan la incertidumbre interna.
  • Prever manuales de operación que faciliten la incorporación de nuevos empleados, el funcionamiento con recursos externalizados, o incluso, la sucesión y relevo generacional (en caso de empresas familiares).
  • Establecer y mantener comunicación fluida y recurrente con el público, especialmente con clientes anteriores, ya que requerirán de menor esfuerzo para repetir la venta o venderles otros productos y servicios.

Lo interesante aquí es que te concedas espacio para pensar y formular la parte estratégica, y luego la aterrices sobre papel, creando un plan con los pasos para conseguir cada uno de dichos objetivos, identificando las actividades clave para ello.

¿Te acuerdas un poco antes en el artículo cuando te dije que no parece que puedas “hacer nada” para evitar que te afecten los fenómenos externos?

Pues esta pequeña guía es justamente ese “algo” que sí puedes hacer. No se trata de revertir la situación, si no de encontrar los huecos, y aprovecharlos para sacar “el lado bueno” que toda crisis conlleva: nuevas oportunidades, rearmarse, reforzarse, replantearse áreas del negocio, optimizarlo.

Por un lado, con la parte estratégica, estás trabajando ser diferente, y aportar alto valor a tus potenciales clientes, de modo que el factor decisor de compra no se basará únicamente en el precio, inclinando la balanza a tu favor sin tener que tirar tus precios al suelo.

Vas además a filtrar y tener mejores ventas, siendo más eficiente y rentable.

Por otro, con la parte táctica, mejoras la eficiencia del complejo mecanismo de tu negocio, y vas a experimentar los beneficios de un mejor uso de tu tiempo, y una reducción del estrés y las tensiones internas en el equipo.

Déjate de propósitos que acaban en despropósitos. Pasa a la acción con estos “antipropósitos de Año Nuevo” que te comparto arriba.

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