
Semana Santa de Málaga: devoción, arte y motor económico para la ciudad
Semana Santa de Málaga: devoción, arte y motor económico para la ciudad
Las calles se llenan de incienso, de silencio y de aplausos. Suena el redoble de un tambor, avanza un trono entre la emoción de miles de personas. No hay duda: es Semana Santa en Málaga. Una celebración que va mucho más allá de lo religioso. Es un fenómeno cultural, turístico y económico que cada año transforma la ciudad y moviliza a miles de personas. En este reportaje te contamos por qué la Semana Santa malagueña no solo emociona: también genera empleo, impulsa al comercio local y proyecta la imagen de Málaga al mundo.
La Semana Santa de Málaga tiene raíces profundas. Sus primeras cofradías nacen en la Edad Media, aunque es en los siglos XVII y XVIII cuando comienzan a consolidarse los desfiles procesionales tal y como los conocemos. A lo largo de los siglos, ha sobrevivido a guerras, crisis y transformaciones sociales, manteniendo intacto su espíritu de pueblo.
La Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, fundada en 1921, juega un papel fundamental en la organización, coordinación y promoción de los desfiles procesionales que, cada año, recorren las calles del centro histórico. Desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, más de 40 hermandades procesionan sus imágenes con un cuidado extremo por el arte, la estética y la tradición.
La Semana Santa malagueña tiene identidad propia. Aquí los tronos no se llevan a hombros como en otras ciudades andaluzas, sino sobre los hombros de decenas de hombres y mujeres de trono que los alzan como si fueran monumentos vivos. Algunos tronos superan los 5.000 kilos y son auténticas joyas del arte sacro.
Cada día, la ciudad vive momentos únicos:
- La salida del Cristo de la Buena Muerte acompañado por la Legión, el Jueves Santo, es uno de los actos más esperados.
- El Cautivo, apodado “el Señor de Málaga”, recorre la ciudad el Lunes Santo entre un mar de devotos.
- La imponente Virgen de la Esperanza transita el Viernes Santo sobre uno de los tronos más grandes de España.
- El Santo Sepulcro cierra la semana con solemnidad el Sábado Santo.
Todo en Málaga en esos días huele, suena y se siente a Semana Santa.
Además, la Semana Santa de Málaga es uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad. Atrae a visitantes nacionales e internacionales que buscan no solo vivir la experiencia religiosa, sino también disfrutar de la cultura, la gastronomía y el carácter acogedor de la ciudad.
Según datos del Ayuntamiento y Turismo Costa del Sol, en los últimos años, la ocupación hotelera durante la Semana Santa ha superado el 90 % en la capital, con picos del 100 % en Jueves y Viernes Santo. Málaga se llena de turistas procedentes de Francia, Reino Unido, Alemania y de múltiples provincias españolas, como Madrid, Barcelona o Sevilla.
Además, la oferta gastronómica local vive una auténtica ebullición. Restaurantes, bares y terrazas trabajan a pleno rendimiento, con menús especiales de Cuaresma y tapas tradicionales como el bacalao con tomate, los garbanzos con espinacas o las torrijas. Las reservas se multiplican y los servicios de delivery y comida para llevar también experimentan picos de actividad.
La hostelería, el comercio local, el transporte urbano y los servicios turísticos (guías, rutas cofrades, visitas culturales) se ven beneficiados directamente, generando empleo temporal y dinamizando la economía local.
El impacto económico: más de 40 millones de euros
La Semana Santa no es solo una cita religiosa o cultural. Es también un evento económico de primer orden. Según estimaciones recientes de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), el impacto económico directo e indirecto de la Semana Santa supera los 40 millones de euros cada año.
Este dato engloba no solo el turismo, sino también la actividad generada por las propias cofradías, que invierten en flores, velas, bordados, música, restauraciones y seguridad. Las bandas de música, muchas de ellas procedentes de otras provincias, suponen también una fuente de ingresos y empleo.
A esto se suma el gasto en sillas y palcos (gestionados por la Agrupación), el alquiler de balcones, la venta de merchandising cofrade, y toda la logística que rodea a los días grandes: imprentas, diseño gráfico, mantenimiento de tronos, carpintería, iluminación…
En resumen, una Semana Santa que no solo emociona, también impulsa. Imagineros, bordadores, orfebres, floristas, cereros, sastres, músicos, fotógrafos, artesanos… La Semana Santa da vida a toda una red de oficios tradicionales que se mantienen vivos gracias al fervor cofrade.
Talleres familiares que trabajan durante meses preparando cada detalle: desde la restauración de una imagen hasta la confección de un nuevo manto, pasando por los varales de los tronos o la carpintería artística. Málaga mantiene viva una economía creativa ligada a su identidad cultural.
Y más allá de la artesanía, muchas pequeñas y medianas empresas de la ciudad encuentran en la Semana Santa una oportunidad para darse a conocer, fidelizar clientes o lanzar campañas específicas.
Uno de los aspectos más humanos de la Semana Santa es el compromiso social que genera. Miles de malagueños participan cada año como nazarenos, portadores, acólitos, músicos, camareras o personal de organización. La mayoría lo hace de manera voluntaria, como acto de fe, devoción o tradición familiar.
Las hermandades trabajan durante todo el año en actividades solidarias, formativas y asistenciales. Campañas de recogida de alimentos, atención a mayores, apoyo escolar, donaciones… La dimensión social de las cofradías muchas veces pasa desapercibida, pero es tan importante como la estética o la liturgia.
También hay un relevo generacional garantizado. Cada vez más jóvenes se suman a las hermandades, lo que garantiza que la tradición se mantenga, se modernice y evolucione con los tiempos.

Un escaparate internacional para Málaga
En términos de promoción de ciudad, la Semana Santa es una plataforma de visibilidad inmejorable. Las retransmisiones en directo por televisión, la cobertura en medios nacionales e internacionales, y la viralización de momentos únicos en redes sociales convierten a Málaga en foco durante toda la semana.
Turismo Costa del Sol, junto al Ayuntamiento y la Junta de Andalucía, llevan años trabajando en la promoción de la Semana Santa como reclamo turístico y como elemento diferenciador frente a otras capitales andaluzas. Y los resultados están ahí: Málaga se posiciona como un destino que aúna sol, cultura, gastronomía y tradición religiosa.
Además, la ciudad ha sabido integrar la oferta cofrade en su estrategia de marca: rutas culturales, visitas guiadas, experiencias gastronómicas y paquetes turísticos que permiten vivir la Semana Santa desde dentro.
La Semana Santa de Málaga es emoción, sí. Es arte, fe, luz y música. Pero también es trabajo, comercio, dinamismo, ciudad en movimiento. Durante una semana, Málaga se transforma. Se llena de voces, de imágenes, de tradiciones. Pero también de oportunidades.
Y es ahí donde entra la clave de su grandeza: en que sabe emocionar y generar valor al mismo tiempo. Sabe cuidar sus raíces mientras impulsa el presente. Sabe mirar al cielo sin olvidar lo que pisa.
Málaga, en Semana Santa, no solo reza. También crece, abraza, inspira y se proyecta al mundo como lo que es: una ciudad que no solo vive su tradición, la convierte en motor de futuro.
