Si tuvieras que diferenciarte con un símbolo, ¿cuál sería?

¿Qué es para ti un logotipo?, ¿Una imagen? ¿Un símbolo? Te diría que es mucho más, y como suelen decir en el futbol, es un sentimiento. Lo digo porque desde tiempos ancestrales, el símbolo siempre ha sido la identidad de un grupo, de una clase social, de un movimiento y de una forma de identificación con respecto a los demás. Una manera de diferenciarse.

Y esto, por supuesto, se traslada al ámbito de la publicidad y el marketing.  Sin ir más allá, la propaganda, tanto en el ámbito político como en el sector económico, social y cultural, siempre ha servido para que, mediante la repetición de unos valores transmitidos a través de un canal, la masa y el público al que va dirigida se sienta identificada y luche por sus ideales hasta la muerte, y nunca mejor dicho (desgraciadamente). Aunque no siempre ha servido para estos fines, pero siempre ha sido utilizada como recurso para lograr determinados objetivos de un bando u otro, de una ideología u otra o de una idea u otra. 

Siguiendo en el terreno publicitario, si seguimos buscando ejemplos, tener un logotipo de una marca de lujo en tus manos es sinónimo de poderío, grandeza y profesionalidad, entre otras cualidades. Igualmente pasa con los colores, si se le atribuyen a estas marcas, ya sabemos que el negro es elegante y sofisticado, mientras que el amarillo transmite ternura, prudencia o bondad, entre otros aspectos. ¿Qué pasa si llevas un Rolex o un bolso Dolce & Gabbana? Que, sin quererlo (o queriendo) estás formando parte automáticamente de una élite de la sociedad que se caracteriza por lo sofisticado y lo glamuroso. 

A mí, personalmente, y aún trabajando en este ámbito desde hace años, me sigue fascinando y asombrando cómo esto se aplica a nuestra vida diaria, en absolutamente todo: en nuestra forma de vestir, nuestra manera de trabajar, en la forma de conducir, incluso en la alimentación. Todos estos aspectos nos definen y dice mucho de cómo somos. Nunca se será lo suficientemente objetivo, porque siempre nos posicionaremos en un bando u otro.

Es cierto aquello que dicen de que somos lo que comemos… ¿aunque debería ser “somos del símbolo que elegimos”?

Y os dejo con una última pregunta: la cual puedes encontrar en el título de este artículo. ¿Qué contestarías?

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