Creyó que ser empresario era otra cosa

A veces un hecho fortuito desencadena un bombardeo de ideas en mi cabeza. Puedo apostarme las gafas a que a ti también te pasa, compañero/a empresario/a.

Hoy quiero hablarte de una reflexión surgida en un evento, en el que un empresario le preguntó a otros…”Y para ti… ¿Qué es ser empresario?” Y el desencadenante de mi desvelo fue, precisamente, la respuesta por parte de los encuestados. 

La pregunta tiene miga, y trae cola. ¿Te has parado a pensarlo alguna vez?

Es muy posible que no, que bastante tengas con pensar en cómo gestionar a tu equipo, acordarte de todos tus compromisos, llevar la comunicación con tus clientes, hacer tus anuncios y publicaciones en redes, entregar tu producto o servicio y, cómo no…cumplir con nuestros “amigos” del fisco y la Seguridad Social (con los que seguro has tenido un “feliz encuentro” hace ahora unos 15 días).

 Pero no quiero distraer tu atención, así que te doy una de las respuestas (parafraseando, es decir, no en palabras textuales, pero casi) que me dejaron con la ceja en alto:

“Ser empresario es no tener horarios…ser empresario es sacrificio, tener capacidad de sufrir”

Mal vamos. Si asumimos esto como cierto, si “normalizamos” el concepto de que dirigir una empresa es no tener horarios y ser un mártir, o matarse para que la cosa funcione, jamás mejoraremos, jamás conseguiremos que trabajar de forma más eficaz y eficiente, jamás tendremos tiempo para disfrutarlo o para hacer crecer el negocio o emprender otras aventuras…jamás escaparemos de la rueda de hámster.

A ver, soy realista… y sí, gestionar una empresa requiere de la persona al mando una serie de capacidades, habilidades, aptitudes y actitudes, que configuran un perfil particular.

Y sí, las actividades requeridas, consumen tiempo. Tanto si acabas de iniciar la actividad como si llevas 20 años en el ruedo.

Lo que no podemos es asumir que las formas de actuar anteriores son las más adecuadas, o las únicas existentes, y dejar de buscar soluciones que nos ayuden a realizar nuestra labor de gestión, en la prestación de nuestro servicio… y en “todo lo demás”: marketing, labor comercial prospectiva, negociar con proveedores, buscar nuevos proveedores, control financiero, logística interna, mantenimiento del local si lo tenemos, contratar y formar empleados…

Porque, precisamente, tenemos la suerte de vivir en este tiempo con internet y los avances tecnológicos, donde esas soluciones son abundantes y están al alcance de nuestros dedos.

De hecho, son tan abundantes, que el reto ahora es identificar y definir cuáles de ellas son las más adecuadas. O, lo que es lo mismo, dónde invertiremos nuestros recursos: tiempo, dinero, atención y energía. Y seleccionarlas con sentido común. Y ponerlas en práctica de forma efectiva.

Es posible que te preguntes sobre ese “perfil” del “empresario de raza”.

Podría extenderme, pero creo firmemente que todo empresario necesita de conocimientos, al menos en un nivel básico (pero mejor cuanto más alto) en las siguientes 3 áreas fundamentales:

1 · Finanzas (control del dinero, saber utilizarlo, saber de cuentas de explotación, conocer vehículos o herramientas de ahorro – no hace falta tampoco un megamaster, pero no viene mal un conocimiento sólido -, flujo de caja, margen, previsión, retorno y estos conceptos). Ergo sí, educación financiera.

2 · Conocimientos de marketing, visión para las ventas.

3 · Habilidades logísticas, incluida logística interna, y control sobre cómo se produce lo que produce.

En cuanto a capacidades, estas dos destacan o engloban otras, según he podido comprobar:

1 – Autoconocimiento y conocimiento interno y del ecosistema o mercado en el que desarrolla la actividad, esencial para tener un buen control de recursos (tiempo, energía, dinero, materiales/maquinaria y personas). El conocimiento del mercado o ecosistema ayuda a posicionarse, a diferenciarse, a competir, a crear la oferta…

2- Capacidad estratégica y visión de negocio (no tengo mejor traducción, esto en inglés lo conocen como “business acumen”), lo que te permite saber qué hacer o qué no, qué palancas manejar, y estructurar el negocio por dentro…y saber adaptarse a los cambios.

Por cierto, te había hablado de una segunda respuesta a la pregunta, ¿recuerdas?

Y es esta la que me dio ciertas esperanzas, y actuó de contraste, ya que giró en torno a esta capacidad que acabo de describirte.

La respuesta, de nuevo sin ser palabras textuales, fue: “ser capaz de estar en constante cambio”

Y tú… ¿te lo has planteado? ¿Qué es para ti ser empresario?

PD: espero que tus ideas sean más como las de la segunda respuesta, ya que es muy fácil – y peligroso- encasillarse en un marco mental que te impida crecer y evolucionar, y victimizarse y responsabilizar a otros factores (generalmente externos) de lo que te suceda.

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