Cristina Hoyos: “La esencia del flamenco radica en su capacidad para tocar el corazón y el alma, creando una experiencia artística que trasciende las barreras culturales y lingüísticas”.

Empezaste a bailar muy jovencita, ¿cómo fueron tus inicios?

Yo bailaba a todas horas en mi casa, incluso descalza, de puntillas. Teníamos un palanganero con un espejo y me ponía la radio y lo bailaba todo. Cada rincón de la casa era un escenario. En casa se dieron cuenta y no sin pasar apuros económicos, me apuntaron en la academia de Adelita Domingo, que marcó mis primeros pasos. Participábamos en las Galas Juveniles y con solo 12 años hasta hacía las coreografías.

¿Puedes hablarnos sobre tus influencias y maestros en el mundo del flamenco y la danza?

Antiguamente empezabas en los tablaos y te influían los propios compañeros, íbamos “cazando” pasos, estilos… yo era muy flamenca, pero muy anárquica bailando. Cuando me fui a Madrid con 18 años tomé clases con muchos maestros y de cada uno aprendí. Luego me vio Gades y me dijo que estaba flojita en las vueltas, así que mal comía para pagarme clases de técnica y hasta clases de jota tomé.

Fuiste la primera bailaora de Antonio Gades, interviniendo en sus grandes obras durante dos décadas, ¿qué supuso profesionalmente para ti?

La colaboración con Antonio Gades durante más de dos décadas fue un hito significativo en mi carrera. Él modeló mi enfoque y mi visión, destacando la importancia de cada elemento: luces, sonido, vestuario. Recordar cuando, al poco de unirme a su compañía, me anunció como su pareja de baile fue un momento de profunda emoción.

En los años 80 fundas tu propia compañía, en los 90 actúas en la EXPO y en los JJOO de Barcelona y además actúas en los escenarios más importantes del mundo, entre otras muchas actuaciones importantes… ¿cómo se logra todo esto?

En el 89 fundé mi compañía, tras participar en la serie Juncal y en la película Montoyas y Tarantos. Se logra con mucho trabajo y teniendo un buen equipo. Mi carrera no hubiera sido la misma sin Tina Panadero a mi lado, que llevó la compañía con mucha profesionalidad y amor desde el principio. Logró que fuésemos la primera compañía de flamenco en teatros de ópera como el Palais Garnier (La Ópera de Paris), y también la de Estocolmo, Helsinki, Hanoi, Ho Chi Minh, Cayenne…

Tras una larga carrera profesional, ¿puedes hablarnos de un momento que para ti sea inolvidable?

Hay varios momentos muy especiales, actuar en la ópera de Paris, en las ceremonias de apertura y clausura de las olimpiadas y todos los premios y galardones que me han dado, desde el primero hasta el último. Son tesoros en mi memoria.

 “El Museo del Baile Flamenco es un rincón, para mí, mágico, que abrió sus puertas en 2006, un eco de pasión y arte. Es un lugar donde la danza flamenca se convierte en poesía, donde queremos trazar caminos que resuenen en el alma”.

El Museo del Baile Flamenco en Sevilla, del cual eres fundadora, es el primer y único museo de esta tipología existente en el mundo, ¿puedes hablarnos de él?

Lo abrimos en 2006 y no lo habremos hecho tan mal cuando, de momento, es el único lugar flamenco declarado de Interés Turístico por la Junta de Andalucía. Hemos recibido a muchos dignatarios como el Emperador Naruhito de Japón o la Reina Camilla de Inglaterra. En realidad, es algo más que un museo, queremos que sea un lugar de encuentro para los amantes del flamenco, aparte de la colección permanente, hacemos varias exposiciones al año, siempre con la temática del baile flamenco, hay toda una planta muy didáctica que incluye la única pantalla circular de Andalucía, con una coreografía de nuestro ballet y música de Manolo Sanlúcar. 

Exponemos trajes emblemáticos, se dan clases de baile, cante, guitarra y percusión, y disponemos de dos escenarios preciosos, una bóveda con piedra romana y un patio ecijano, donde cada día se ofrece un mínimo de tres funciones con artistas que formaron parte de mi compañía, del ballet Flamenco de Andalucía y artistas jóvenes que van adaptándose a ese estilo que queremos imprimir en los espectáculos.

El museo cuenta con un equipo de toda mi confianza, Kurt Grötsch y Tina Panadero están desde el principio y han sabido darle categoría y una dimensión distinta a lo que se esperaba en un principio, realizando día a día una gran labor y mostrando, desde las exposiciones a los espectáculos diarios, el gran trabajo que hay detrás de cada detalle.

El Museo del Baile Flamenco es un rincón, para mí, mágico, que abrió sus puertas en 2006, un eco de pasión y arte. Es un lugar donde la danza flamenca se convierte en poesía, donde queremos trazar caminos que resuenen en el alma.

Queremos pensar que no es solo un museo, es un abrazo cálido para los amantes del flamenco. Más que una colección permanente, es un lienzo que cambia con las estaciones, con exposiciones temporales que son danza con pinceladas de flamenco. Trajes emblemáticos cuentan historias, mientras en las aulas, el arte se convierte en enseñanza. Baile, cante, guitarra y percusión son las notas que componen el compás de nuestro legado.

Dos escenarios, un susurro en una bóveda de piedra romana y un eco en un patio ecijano, dan vida a las funciones diarias. 

¿Cómo ha cambiado el mundo del baile a lo largo de los años?

Ahora hay muchísima más técnica. También se han difuminado los estilos masculino y femenino, hay hombres que bailan en bata de cola, que mueven manos y caderas o mujeres poderosas en su zapateado.

Sabemos lo que has aportado tú al flamenco, pero ¿qué te ha aportado el flamenco a ti?

Tengo que dar gracias a la vida y al flamenco, que me han dado tanto… viajar, 

conocer mundo, distintas culturas, gente interesantísima, lugares especiales… ¡todo!

¿Cuál es la esencia del flamenco y qué lo hace tan especial?

Musicalmente es tan poderoso nuestro flamenco, que, aunque se acerque a otras disciplinas, su raíz siempre sale a flote. Su esencia reside en su capacidad única para expresar las emociones más profundas y universales a través de la danza, el cante y la guitarra. Su lenguaje que brota desde el alma, transmitiendo la pasión, el dolor, la alegría y la fuerza de una manera visceral y auténtica.

Lo que hace al flamenco tan especial es su habilidad para capturar la complejidad de la experiencia humana en su forma más cruda y real. Cada palo, cada movimiento, cada nota cuenta una historia rica en matices y tradición. La fusión de diferentes culturas y la influencia de diversas regiones de España a lo largo de los siglos han dado forma a este arte, convirtiéndolo en un tesoro cultural.

El flamenco es más que una forma de arte; es una expresión profunda de la identidad y la historia española. Su capacidad para evocar una amplia gama de emociones y conectar con la audiencia de manera visceral lo convierte en un género único y atemporal. En última instancia, la esencia del flamenco radica en su capacidad para tocar el corazón y el alma, creando una experiencia artística que trasciende las barreras culturales y lingüísticas, y yo lo he podido comprobar actuando en teatros o festivales de danza, donde el púbico, aun sin saber nuestro idioma, entiende lo que queremos expresar… es algo único.

La revista PYMES Magazine te ha hecho entrega de un reconocimiento cultural por la labor que llevas haciendo desde tus inicios, llevando siempre el flamenco por bandera, ¿qué supone para ti este premio?

Todos, absolutamente todos los premios me hacen ilusión. Recibir el reconocimiento cultural de la revista PYMES Magazine es un honor que valoro profundamente. El que haya gente que piense que mi vida ha tenido sentido, que entienden mi arte y creen que mi obsesión por dignificar el flamenco ha valido la pena, no solo desde los escenarios, también abriendo un museo, empujando a los más jóvenes, coreografiando…, eso es un regalo y siempre algo bonito. Los agradezco todos.

¿Qué consejos le darías a aquellos que aspiran a seguir una carrera en el mundo de la danza y las artes escénicas?

Que tengan pasión, que se obsesionen, que trabajen duro y que disfruten cada momento.

Comparte esta noticia:

NOTICIAS RELACIONADAS