¿Cuestión de cultura?

En este país tenemos la suerte de destacar en el ámbito deportivo en una gran variedad de deportes, como el tenis, el bádminton, el baloncesto o el fútbol. Deportistas como Pau Gasol, Mireia Belmonte o Ana Carrasco han situado a España en lo más alto del podio internacional. Sin embargo, ¿nuestra sociedad realmente valora a la persona deportista o que practica actividad física en su día a día?

A mi juicio, estamos ante una de las sociedades más pasivas a nivel físico de Europa, e incluso mundial. Esta afirmación se basa en diversos datos, como el porcentaje de población que realiza ejercicio físico regularmente, que es inferior a la media europea.

Existen diversas razones que pueden explicar esta pasividad, como la falta de tiempo, la cultura del ocio, la falta de infraestructuras o la propia educación recibida. A menudo, se ve a la persona que dedica tiempo a la actividad física como alguien “exagerado”, mientras que se alaba el consumo de alcohol o la vida sedentaria.

Ejemplos de esta actitud negativa hacia la actividad física son la sorpresa que genera el hecho de que alguien se levante temprano para hacer ejercicio, la preferencia por comprar una faja para aliviar el dolor de espalda en lugar de realizar ejercicio para fortalecer la zona, o la elección de un calzado cómodo para practicar deporte en lugar de una prenda de marca.

En definitiva, queda mucho por cambiar en nuestra sociedad. Hay que aprender a valorar la actividad física y verla como una parte fundamental de un estilo de vida saludable.

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