“El verdadero líder lo es tanto en su vida personal como en la profesional”

Es numerosa la literatura que se ha publicado en torno a las herramientas necesarias para forjar al buen líder en el ámbito empresarial. Conceptos como habilidades, comportamientos de personalidad, destrezas etc.. se diseccionan cuando se trata de identificar al “buen líder”, para analizar qué ingredientes hacen a un directivo ser capaz de influir de forma adecuada en sus equipos de trabajo. 

El liderazgo, hoy, en tiempos de nuevos cambios ya no puede basarse en lo aprendido tradicionalmente, porque inmersos como estamos en la era del conocimiento, los profesionales se enfrentan día a día a un profundo proceso de transformación global y esto significa que el equilibrio al que estábamos acostumbrados hoy es más frágil que nunca. 

El concepto de Líder Total emerge aquí para precisamente apostar por la idea de que el verdadero líder no se muestra diferente en su vida personal frente a la profesional. Con el experto en Liderazgo Organizacional, Ignacio Campoy hemos querido desvelar las peculiaridades de este tipo de liderazgo.

Esto de líder total suena a algo muy completo, ¿en qué consiste?

Pues por decirlo de forma muy clara, no se puede ser un buen líder en tu vida profesional y un desastre en la vida personal. Existe una relación entre estabilidad personal y cómo esto se traslada a la hora de ejercer el rol profesional. Los estudios demuestran que la manera de afrontar los problemas personales tiene una traslación al ámbito empresarial. Uno es la misma persona en todos los dominios de relación en los que se sitúa: trabajo, familia, sociedad y uno mismo. Precisamente encontrar el equilibrio entre esos ámbitos es lo que indica Stewart Friedman que es el liderazgo total. 

El verdadero líder lo es en la vida personal como en la vida profesional. No hay diferencias. 

El modelo del “Líder total” tiene que ver de alguna manera con otras teorías como la teoría DISC, ¿no es cierto?

Efectivamente. El Dr. William Moulton Marston psicólogo, fue el creador de las teorías fundamentales que dieron lugar a la teoría DISC y a su aplicación al liderazgo. Desde los cuatro estilos de liderazgo descritos por esta teoría (directivo, influyente, sustentable y concienzudo) el líder total sería el que, de alguna manera, desempeña a la perfección dichos estilos universales, maximizando sus fortalezas y minimizando sus debilidades.  La verdad es que no es común que se domine y desempeñe a la perfección los cuatro estilos universales de liderazgo y por eso yo apuesto siempre por la formación, para que pueda cumplir con sus responsabilidades y objetivos. 

De forma muy rápida, para tener un dibujo de los distintos estilos de liderazgos descritos, díganos lo fundamental de cada uno. 

Pues lo más destacable del líder directivo es que trabaja muy rápido y tiende a centrarse en la consecución del resultado, con un enfoque directo, competitivo…; el estilo influyente está lleno de ideas y lo más destacable es que está orientado a las personas, sabe detectar las oportunidades y amenazas y tiene una alta capacidad para ayudar a los demás a responder al cambio. Es entusiasta, optimista, creativo, con una elevada inspiración…; respecto al estilo sustentable, este se caracteriza por un liderazgo amable, construyendo confianza y respeto dentro de la empresa, totalmente orientado a las personas. Su enfoque es considerado, empático, sociable…, es de alguna manera el “corazón” de la empresa. Y finalmente el enfoque del líder concienzudo está muy centrado en cómo se realizan las tareas, muy interesado en las reglas y las políticas que ayudan a su empresa a funcionar, altamente analítico y centrado en que los profesionales de la empresa sigan los procedimientos y las normas. Es ordenado, planificado, apegado a las normas, minucioso, etc.

Liderar entonces sería muy fácil si todos fuéramos predecibles en nuestro comportamiento, y nada más lejos de la realidad…

Es que liderar no se trata de aplicar un patrón o plantilla sobre la que ejercer   una serie de políticas o actuaciones. El líder total tiene que ser plenamente consciente de que, para hacerlo de la manera más efectiva, debe tener claro que todos los profesionales a su cargo son diferentes en la manera de ser, de trabajar, de relacionarse, de percibir el trabajo y de percibir el mundo. En este sentido, ese modelo de liderazgo total tiene que invertir tiempo en construir relaciones con los miembros de su equipo, preocuparse de forma activa por lo que les importa, saber qué necesitan para conseguir resultados y sobre todo crear un entorno seguro. Esto, y volvemos al principio, sólo se consigue gestionando muy bien el equilibrio. 

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