¿Inapetencia estival?

Las altas temperaturas en verano pueden ser determinante en la pérdida de peso, a veces poniéndonos a dieta sin esperarlo o sin pretenderlo y otras veces, dando la oportunidad de favorecer nuestro proceso de cambio.

Ante esto, es importante tener claro la diferencia entre los conceptos de hambre y apetito. El hambre es una necesidad fisiológica, que demanda nuestro propio organismo cuando necesita energía, y el apetito, es más un deseo. ¿A qué se debe entonces esta falta de apetito en verano?

Depende totalmente de la temperatura ambiente. Cuando hace frío, el cuerpo necesita energía para mantenerse a una temperatura corporal adecuada y nuestro metabolismo es un poco más alto. Sin embargo en verano, cuando el calor aprieta, nuestro cuerpo se pone en “modo ahorro”, reduciendo ligeramente el metabolismo, gastando menos energía y por tanto, demandando menos, de ahí que tengamos menos hambre. Lo mismo ocurre cuando enfermamos y tenemos fiebre.

Cuando comemos nos sube ligeramente la temperatura corporal y si ya de por si tenemos mucho calor corporal el organismo, de forma inteligente, procura no aportar más, haciendo que nos sintamos saciados antes o quitándonos el hambre.

Otro motivo más para cambiar el concepto de que el verano es el peor momento para perder peso. Dale la vuelta totalmente a esta idea y aprovecha esta inapetencia estival para realizar cambios saludables en tu alimentación, comer platos más ligeros y fresquitos basados en verduras y hortalizas junto a una adecuada hidratación (basada mayormente en agua) y ejercicio de forma regular.

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