Recuperar el equilibrio no es tan sencillo como lo pintan, si te saltas los pasos anteriores.

Espero que este primer trimestre haya ido como esperabas, camarada empresario/a.

Te cuento que hace apenas un par de semanas, asistí a un evento con una interesante ponencia sobre salud emocional en el desarrollo de la gestión empresarial.

Tema controvertido, y poco tratado para la importancia tan vital que tiene.

Las sensaciones fueron de que el tema interesaba a los y las asistentes, pero en más de un corrillo escuché cosas como…

“Claro, lo de siempre: vienen, te hablan del potencial problema, te dan algunas claves para trabajarlo…pero a un nivel tan superficial que resulta inaplicable, o inútil”.

“Ah… es que quien tiene un modelo de negocio basado en dar charlas y cursos, no tiene tantos problemas para pararse, hacer todo ese análisis que han mencionado, y sacarlo adelante (en su ámbito particular)”.

“Muy “bonico” todo. Ahora a ver quién se para, quién tiene tiempo de ponerse a hacer todo eso, la reflexión, el trabajo interno, el auto-análisis”…

Y…no les faltaba razón.

Para poder hacer efectivos los ejercicios que ayudan a tener una gestión emocionalmente saludable, para poder aplicar esos “auto-cuidados” que van a facilitarte gestionar sin perder la salud y la calma, hace falta algo más.

No te va a salir bien, si solamente conoces la técnica. 

Para empezar, porque hay demasiadas variables. Y tú y yo sabemos lo difícil que es encontrar ese recurso tan efímero y fugaz, ese que ya no regresa. Ese que tantas veces perdemos o malgastamos sin darnos cuenta, o que invertimos en aquello que menos rendimiento da o menos nos acerca a nuestros objetivos.

Exacto. Te hablo de nuestro amigo el tiempo.

Lamentablemente, tiempo tienes siempre el mismo (y créeme, los Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Amancio Ortega, Juan Roig y compañía, tienen exactamente los mismos 1440 minutos al día, aunque parezca mentira), de modo que “el secreto” va de utilizarlo de la forma más eficaz. De ese modo, de manera automática, estás siendo más eficiente.

Esa eficacia y eficiencia, juntas y revueltas, son las que te convierten en altamente efectivo/a. 

Entonces, para poder trabajar tu salud emocional, ANTES de técnicas para ello, necesitarás una metodología adecuada para gestionar tu tiempo.

Pero… no sólo eso. No te pongas nervioso/a, que ahora viene.

Para poder diseñar y llevar a cabo cualquier metodología (incluidas aquellas para la gestión de tu tiempo), vas a necesitar conocimientos (de la misma) y también algo fundamental, pero tan efímero y poco tangible como el tiempo: la motivación.

La motivación, como en otras ocasiones te he comentado, es “aquello que te mueve, que provoca que decidas hacer algo”. Es aquello que te pone en movimiento.

Necesitas motivación para querer cambiar la forma en que gestionas tu tiempo, lo que te va a permitir utilizarlo de manera que finalmente te permita dedicarte a trabajar en tu salud emocional. 

Ahora bien, según lo veo, hay altas probabilidades de que esta motivación sea “reactiva” y externa (exógena, es el nombre técnico):

  • Algo en la empresa no va bien (o no va como esperabas), y eso te causa una reacción emocional negativa continuada.
  • Un suceso externo (un cambio de políticas o legislación, una incidencia con algún cliente, un retraso en entregas, la cancelación de un proyecto) altera tu equilibrio emocional.

Es decir: quieres cambiar porque “algo” pasa, que supone un problema puntual grave o uno moderado y recurrente.

Deja que te diga que, aunque es la forma más habitual de proceder (al fin y al cabo, vas al médico cuando algo te duele o no queda más remedio, y generalmente sólo llevamos el coche al taller cuando ese ruidito se convierte en una vibración que parece que puede poner en peligro el funcionamiento, o puede hacer que nos la peguemos… ¡qué le vamos a hacer!)…

… es, con diferencia, la menos adecuada.

¿Cuántas veces un mantenimiento preventivo adecuado de una máquina o de un vehículo evita su parada drástica, una avería o un accidente? ¿Y qué costes tiene dicha parada en una línea de producción, o dicho accidente en la seguridad de las personas?

O… ¿por qué el médico nos aconseja (muchas veces, por desgracia, con poco éxito) que comamos saludablemente y hagamos ejercicio moderado?

Precisamente porque pequeñas acciones llevadas a cabo con un cierto intervalo de tiempo, hábitos saludables, llevar un control adecuado de las variables que forman parte de un sistema complejo (como lo es nuestro cuerpo, nuestra empresa, nuestras líneas de producción, herramientas y vehículos) van a maximizar el correcto funcionamiento del mismo durante más tiempo.

Y también van a reducir la probabilidad de fallos catastróficos, roturas dramáticas, accidentes graves y otros efectos indeseados, con lo cual, estás trabajando de forma que reduces costes de forma sensible.

En resumen, una visión y cultura preventiva (motivación proactiva e “interior” – o endógena, según su nombre técnico-) te van a permitir adelantarte a la jugada y ser más rentable.

Y vas a poder mejorar la gestión de tu tiempo ANTES de que estés en el fango.

Y eso, va a ayudarte a disponer de preciosas horas, para dedicarlas a lo que quieras, como trabajar en tu salud y equilibrio emocional.

Aunque tal vez, en ese momento, ese trabajo ya no sea tan crítico ni costoso.

Brindo por ello.

Ánimo y adelante. Tú puedes.

Comparte esta noticia:

NOTICIAS RELACIONADAS