En septiembre, al igual que en enero nos proponemos metas, objetivos… para muchos incluso, el año empieza a partir de este mes.

Con la vuelta de vacaciones, volvemos al trabajo, al colegio… es decir, la rutina reaparece en nuestras vidas, y de repente, nos llenan de publicidad en la televisión y en las redes sociales sobre la necesidad de hacer dieta, a esas temibles y odiadas “dietas milagro”, esas que te prometen alcanzar tu objetivo sin esfuerzo.

Si queremos enfocar esto hacia una alimentación saludable, adquirir nuevos hábitos que te hagan ganar salud, tenemos que entender que la alimentación es atemporal. Es decir, siempre habrá momentos durante el año que nos hagan salir de nuestra rutina del día a día, y tener más ocasiones sociales donde la comida es la protagonista.

Las situaciones vacacionales, como el verano, o eventos con amigos y familiares, hacen que tengamos diferentes elecciones alimentarias, que normalmente, salen de nuestros hábitos saludables, pero esto no es malo, y tampoco es incompatible con realizar mejores elecciones y seguir teniendo una alimentación saludable.

Es decir, no por estar de vacaciones tenemos que alimentarnos diariamente a base de ultraprocesados y alcohol, pero tampoco, por tener una buena alimentación saludable en el día a día, en nuestra rutina y querer disfrutar de ciertas comidas en vacaciones, que normalmente no las tenemos en nuestra rutina, vas a echar a perder todo lo conseguido. Al revés, disfrutar de estos momentos, sin culpa, es un hábito saludable más.

Recuerda, no debes hacer una dieta que se base en la restricción de determinados alimentos y te lleve a tener una mala relación con la comida. Y como digo siempre, si lo necesitas, no dudes en acudir a un dietista-nutricionista, te dará todas las herramientas necesarias para que, trabajando juntos, ganes salud.

Septiembre no es sinónimo de dieta, pero tampoco ningún mes del año.