Vive tu piel este verano

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Por María Gómez Bulnes

Llegó el verano y con él, el sol. Muy necesitado para nuestro bienestar físico y mental aunque a la vez, muy temido pues la sobreexposición puede provocar envejecimiento prematuro e incluso cáncer de piel. Para tener una fotoexposición segura, aquí tienes cuatro sencillos pasos para preparar tu piel de cara a la exposición solar:

  1. Exfoliación: ayuda a eliminar las células muertas que se acumulan en la piel y hace que tu bronceado sea más uniforme.
    Existen distintos tipos de exfoliantes para emplear en casa aunque el más habitual, por cómodo, es el exfoliante físico que actúa mediante partículas de arrastre.
    Te cuento un secreto a voces: Al regresar de las vacaciones, la exfoliación ayuda a mantener y prolongar el moreno.
  2. Hidratación: una piel hidratada es sinónimo de una piel sana. Además, es el segundo requisito imprescindible para un bronceado uniforme y duradero.
    Lo ideal es emplear cremas hidratantes, que aportan agua; humectantes, que evitan que se evapore la que contiene la piel y si añadimos antioxidantes, ya tenemos combo ganador.
    Te cuento otro secreto: para mantener una buena hidratación, hay que aumentar la ingesta de líquidos preferiblemente, agua.
  3. Protección solar: Aunque habituemos a emplear la protección solar cuando vamos al campo o a la playa, es cierto que la deberíamos utilizar en nuestra rutina diaria: al hacer deporte, al pasear en el parque o mientras conducimos.
    Seguro que ya sabes que el tan deseado bronceado es un mecanismo de defensa de la piel frente a la radiación solar. Pero lo que quizás no sepas es que este sistema de protección llega a agotarse, por ello se hace tan necesaria la aplicación de protección solar por vía tópica a través de la cosmética. Recuerda que la mejor protección solar es la que te aplicas, y desde aquí te recomiendo que utilices las de amplio espectro que protegen de las radiaciones UVA, UVB, IR y de la HEVS (la llamada luz azul) pues la suma de todas es lo que conlleva a eritema, quemaduras, manchas y, en última instancia, cáncer así que toda protección es poca.
  4. Alimentación: Una buena alimentación ayuda a fortalecer la piel  frente a la agresión de la exposición solar.
    La zanahoria, el mango, la calabaza o el albaricoque, gracias a los betacarotenos, fortalecen el sistema inmunológico para combatir agresiones externas.
    La sandía, la papaya, el tomate o las naranjas sanguinas, ricas en licopenos, reducen hasta en un 40% el riesgo de quemaduras solares.
    El aguacate, los frutos secos y el germen de trigo contienen vitamina E, antioxidante que neutraliza los radicales libres que genera la radiación solar.
    Las semillas de girasol, calabaza, chía así como el marisco, las legumbres y las carnes contienen gran cantidad de zinc que ayuda a reponer los antioxidantes perdidos por la exposición solar.

Por supuesto también es recomendable seguir una serie de pautas que minimicen la exposición solar, sin olvidar que la piel tiene memoria y debemos protegernos desde niños:

  • Varias semanas antes de comenzar a exponerte al sol, puedes emplear por vía tópica u oral, algún acelerador del bronceado. Estos cosméticos se encargan de aumentar la producción de melanina en la piel para que, ante la exposición solar, cuentes con este sistema de protección lo antes posible. No tienen color, por lo que no debes confundirlos con los autobronceadores.
  • Comienza la exposición al sol con un máximo de 10 minutos al día y ve aumentando, progesivamente, hasta los 30 minutos diarios.
  • No tomes el sol entre las 11h y las 17h, horas de máxima incidencia de la radiación solar.
  • Viste con ropa cubriente en brazos y piernas. Si tienes una piel especialmente clara, lo ideal es buscar prendas que filtren la radiación solar.
  • Emplear gorros y sombreros que protejan zonas como la cara, la cabeza, las orejas y el cuello.
  • Usar gafas de sol que bloqueen la radiación UVA y UVB.
  • Evita la exposición solar si tomas medicamentos fotosensibilizantes: salicilanilidas, antibióticos, sulfamidas, antihistamínicos o anticonceptivos entre otros.

Y llegamos a la última pregunta ¿sabes cómo aplicar el protector solar adecuadamente?
Simplemente hay que seguir unos sencillos trucos:
Aplicar la cantidad adecuada: se recomiendan 9  cucharillas de café para todo el cuerpo o seguir la regla de los dos dedos, es decir, aplicar la cantidad de protector que caben en dos dedos por cada zona del cuerpo.
Aplicar antes de salir de casa: lo ideal es aplicar el protector unos 20 minutos antes de la exposición solar y reaplicar cada dos horas como máximo y cada vez que realicemos deporte, tras los baños prolongados y tras el secado con toalla.
No olvidar las zonas problemáticas: hay que recordar aplicar el protector en las zonas olvidadas como orejas, nuca, tabique nasal, manos o empeines.
No emplear protectores de la temporada anterior salvo que no se hayan abierto. Los protectores, como cualquier otra crema, degradan sus ingredientes con el paso del tiempo, esto hace que pueda haber perdido la función protectora.

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