10 claves para mejorar la comunicación con tu hij@

Como madre o padre probablemente si te preguntan sobre qué aspecto de tu día a día con tu hij@ consideras que es más importante y que piensas que te gustaría mejorar, especialmente si tu hijo o hija es adolescente o preadolescente, dirías que sería la comunicación. Seguramente tu anhelo irá encaminado a que te escuche cuando hablas y que te haga más caso, que no tengas que repetirle veinte veces las cosas para conseguir que las haga (aunque no siempre lo consigas) que te gustaría que te contase las cosas que les suceden, que te hablase de manera respetuosa y que desaparecieran los gritos, etc…  Pero si te paras a analizar todo lo anterior son peticiones que esperas de  tu hijo o hija sin pararte a pensar que en una comunicación hay dos partes, tú y tu hijo o hija, por lo que también debes de tener en cuenta cómo te comunicas tú con él o ella y qué puedes hacer para mejorar o recuperar la comunicación con la otra parte.   

Si te analizas a ti mismo o misma puede que te sorprendas y descubras que en muchas ocasiones puede que no estés siendo un ejemplo que seguir y que te cueste dar aquello que le pides a tu hijo o hija: respetar, dialogar, compartir lo que sentimos, escuchar… y que, por el contrario, tu comunicación con tu hijo o hija se basa en preguntar mucho, dar órdenes, sermones y consejos en cualquier circunstancia, amenazar para controlarl@, descalificaciones, reproches…  

Sea por una u otra razón la realidad es que con bastante frecuencia tanto tú, como la mayoría de las familias, sueles tener dificultades para entenderte o comunicarte con tu hijo o hija. Por tanto, si quieres ponerte manos a la obra y mejorar la comunicación en tu familia puedes poner en marcha algunas o todas de las siguiente 10 acciones que han demostrado ser eficaces para recuperar la comunicación:

  1. Usa la comunicación no verbal: cuando hables con tu hijo o hija ponte frente a frente y mírale a los ojos para que se sienta conectado contigo y que se sienta escuchad@. Otras veces, no hay que decir nada, simplemente hacer algún mini gesto como agarrarlo por el hombro o mano, lanzar una mirada cariñosa o esbozar una tímida sonrisa en la boca.
  2. Escucha sin dar opiniones ni juzgar sobre lo que te está contando, a no ser que te las pida: es la «deformación parental» más frecuente, aprovechar cada pequeña ocasión para dar un consejo o lanzar una reprimenda. Parar y no hacer nada más que escuchar es un gran gesto de amor que cada vez más estamos perdiendo.  
  3. Haz preguntas y respeta los silencios: si tu hijo o hija no quiere hablar o contestar a tus preguntas seguirá sin hacerlo por más preguntas que emplees y lo único que conseguirás será que os peleéis o discutáis. 
  4. Comparte lo que haces, sientes y proyectas: la confianza no es algo que se otorga porque sí, tienes que ganártela con tu actitud y hacer partícipe a tu hijo o hija de tu día a día es un modo de decir «me importas, cuento contigo, para mí es importante que sepas quien soy»
  5. No estás obligado a saberlo todo, aunque seas el o la adulta: cuando no tengas claro o no sepas cómo resolver una situación para la cuál tu hijo o hija te ha pedido que le aconsejes házselo saber e intentad buscad soluciones junt@s
  6. Reconoce tus errores: ser tratados de forma injusta o violenta es una de las vivencias que mayor malestar y desasosiego genera cualquier persona y especialmente en tu hij@ ya que por su edad carece de recursos para saber enfrentarse a estas situaciones lo que le lleva a vivirlas con un gran malestar. Si en vez de reconocer que te has equivocado le quitas importancia o incluso le culpas a él o ella de tu actitud perderás automáticamente su confianza y habrás dado un nuevo paso hacia el alejamiento entre vosotr@s
  7. Cuéntale lo importante que es para ti y cómo su presencia enriquece tu vida: cuando os divertís, cuando te causa ternura, cómo su presencia enriquece tu vida y tu mundo emocional… De vez en cuando, no está mal poner en palabras lo que el corazón siente.  
  8. Sé concret@: cuando dices «nunca me ayudas» o «todo el día estáis peleando» estás transformando una situación concreta en una característica de su persona. El efecto inmediato es que se defienda de ese ataque o que se sienta culpabilizad@ y se cierre la comunicación entre vosotr@s .. Es mejor decirle “Me dijiste que recogerías el cuarto esta mañana y no lo has hecho”.   
  9. Estar en desacuerdo o cometer errores no se soluciona con agresividad ni gritos: explícale con claridad y firmeza, evita la ironía y escucha lo que te tenga que decir al respecto para ver si podéis llegar a algún punto de acuerdo o negociar alguna solución.
  10. En positivo es mucho mejor: cuando cometa algún error intenta ayúdarle explicándole cómo se hace o intentar buscar soluciones alternativas, propón en vez de obligar. Y fíjate en todo lo positivo que tenéis, en todas sus capacidades y cualidades y apóyate en ellas para que las saque a relucir y sean las que predominen en su día a día.    

Te recomiendo que te pares y analices qué es lo que crees que está impidiendo que la comunicación con tu hijo o hija sea tan buena como te gustaría que fuera y qué situaciones son las que os generan más malestar o dificultades en vuestro día a día. Una vez tengas claro lo anterior concéntrate en una de ellas y pasa a la acción y poco a poco verás cómo vuestra comunicación mejora.  

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