Crear sentido de urgencia para anclar el cambio en las  empresas

Cuando requieras impulsar un cambio, aquí tienes los ocho  pasos  importante para que las personas te acompañen. Puede ser en una empresa, en una familia, en una comunidad o tu proyecto. Si tu intención está clara es posible que sean mínimas tus resistencias. El conflicto se presenta cuando el resto no lo ve, no lo entiende o surge el miedo que paraliza. Es ahí cuando requieres definir una estrategia distinta.

Para iniciar el cambio no sólo ocurre si nosotros vemos las ventajas del mismo, también es prever lo que sucederá a futuro y como el cambio que proponemos puede aliviar  las dificultades que se avecinan, o cómo las nuevas oportunidades de negocio que se van a presentar y para las que el cambio preparará a nuestra empresa. Todo esto hay que planificarlo bien, pues debemos presentarlo a empresarios, directivos, gerentes, y que ellos mismos, con los datos, se den cuenta que sería un error no acometer el cambio. A veces no debe ser sólo una exposición de datos, si no  ver de manera consciente todo sobre la situación venidera, para que la gente piense, refute, y llegue a las mismas conclusiones. Sólo si contamos con el apoyo de los que toman decisiones se puede implantar el cambio con éxito.

Para que el cambio sea posible, como cuando se lanza, por ejemplo, una nueva estrategia, un nuevo producto o simplemente se requiere implantar una idea innovadora. Tienes la posibilidad de crearlo desde esta plataforma:

Genera un requerimiento real. La pregunta que tendrías que hacerte es: ¿qué pasaría si no se asume el cambio?; ¿realmente es necesario? Si creemos que no sucedería gran cosa si me quedo como estoy, será difícil que nos movamos. Es como cuando nos apuntamos al gimnasio sin una clara intención de cuidarnos… pagaremos la cuota alegremente, pero poco más. Si es por severa prescripción médica, la cosa cambia. Por eso, si quieres movilizar a otros, convence sobre el sentido de urgencia y de necesidad.

Busca los recursos y la fortaleza para llevar a cabo el cambio. Queda muy bonito lanzar mensajes de abrir nuevas líneas de negocio, por ejemplo, sin embargo, a menudo luego no se hace ni una mínima inversión. Tampoco podemos pretender conseguir una transformación si no tenemos la autoridad para decidir. Por tanto, la pregunta que has de formularte es: ¿tengo los recursos y la fortaleza para hacer frente al cambio?

Implica a las personas claves. Es posible que la transformación que buscas no puedas hacerla por ti mismo. Para eso es importante trazar un mapa de personas o departamentos que puedan ayudarte y analizar si estarían dispuestos a ello, o si se opondrían. Una vez realizado, define estrategias diferentes para cada uno.

Comunica lo que no va a cambiar. Ante el cambio , dedicamos mucha energía a hablar de lo que será distinto. Sin embargo, recordemos que la sensación de falta de control suele generar miedo. Por ello, en todo momento, además de comunicar lo que va a cambiar, informa sobre lo que permanece constante, aunque sean los valores o la ilusión.

Elimina barreras que te impiden avanzar. A veces nos lanzamos al cambio sin planificar qué hacer ante los obstáculos. Por ello, ¿a qué barreras vas  a enfrentarte?; ¿cómo vas a quitarlas?

Objetivos a corto plazo. Todos necesitamos saber si lo que hacemos es adecuado o no o, como se dice en el mundo de la empresa, tener feedback (retroalimentación). Si el reconocimiento solo está al final del proceso, las personas podemos caer en el desánimo y perder la motivación. Por ello, define metas intermedias, comunícalas y, sobre todo, celebra cuando se consigan.

Mantén la energía aunque se encuentre en picos. Cualquier transformación atraviesa momentos álgidos y desiertos. Un proceso de transformación necesita dinamismo, en especial para superar los baches. Por ello, lleva a cabo impactos de mejora continua para que la intensidad no se pierda, como iniciativas concretas dentro de todo el proceso.

Dar la bienvenida al cambio. Una vez que el cambio haya terminado, requieres institucionalizarlo a través de un ritual, como un reconocimiento o una comunicación. Cuando se ha conseguido, se ha de decir y, por supuesto, CELEBRAR.

Como en tantas cosas en la vida, para fortalecer en todas las áreas importantes, hay que evolucionar constantemente. Y esto no puede ser distinto en el mundo de la empresa, que debe abrazar la filosofía del cambio constante como un mantra que le impulse a una fortaleza continua.

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