Como ya sabéis, el aguacate es una fruta grasa (1/5 de aguacate nos aporta 5 gramos de grasa). La mayoría son de tipo monoinsaturadas o cardiosaludables porque aumentan los niveles en sangre de colesterol HDL (colesterol bueno).
Además de la buena calidad de sus grasas, existen otros beneficios interesantes:
-Poder antioxidante (vitamina E), que ayuda a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades coronarias y a prevenir el envejecimiento celular.
-Rico en fibra, lo que le convierte en un estupendo tentempié saciante.
-Contiene fitoesteroles, que limita la absorción intestinal del colesterol procedente de la dieta.
-Alto contenido en potasio, más que el plátano, y bajo en sodio. Esto ayuda a regular la presión arterial y previene la retención de líquidos.
En cocina tiene muchas aplicaciones: como postre (helados), en ensaladas, acompañando a la pasta, a vegetales o algún un alimento proteico como el huevo, el atún, el salmón etc.
Desde hace tiempo, hay un sentimiento de “amor-odio” por el aguacate. Al principio se consideraba un alimento “prohibido” en las dietas para pérdida de peso, por su elevado contenido calórico. Hoy día es todo lo contrario, un alimento muy recomendable en cualquier plan de alimentación.
En los últimos años, se ha ido introduciendo en nuestros menús de forma diaria como un “superalimento”. Está claro que no tiene por qué dejar de formar parte de una alimentación saludable siempre y cuando se controle su consumo, sobre todo en los casos destinados a la pérdida de grasa corporal.