El gimnasio, un mundo de sorpresas

Por Daniel Rodríguez, Director Sport ON

Es muy probable que alguno os sintáis identificados con algunos de los prototipos que comentaré en esta columna o que seguramente hayamos “avistado”, en algún momento, cuál Félix Rodríguez De La Fuente en su querida sierra. No pasa desapercibido aquella persona cuyo afán es llevar a cabo un book fotográfico completo de sí mismo, día tras día y con poses bastante profesionales, con el fin de subir a esa plataforma tan “desconocida” llamada Instagram o la persona cuya vestimenta brilla, por la ausencia de, literal y simplemente, tejido (tejido que por cierto cuánto más llamativo mejor). 

Muy usual es la asistencia a los centros deportivos de aquellas personas cuyo tiempo de actividad física se basa en andar en la cinta y hablar por teléfono por aquellos auriculares de tamaño proporcional a su minimalismo, o también el usuario cuyos sonidos se asemejan a una auténtica berrea. Imposible olvidar aquel o aquella que utiliza los asientos de las máquinas de musculación, cual parada de autobús, por supuesto, tecleando sin parar y viendo pasar el tiempo sin hacer nada de lo que se supone que ha ido hacer. 

Somos muchos los que exteriorizamos unos patrones de comportamientos en peligro de extinción y a la vez, llamativos. Una variedad de personalidades que se dejan ver en un sitio deportivo, que a veces, se distingue por aquel olor tan característico a sudor, lo que nos hace recordar a la vez, que nuestros orígenes vienen arraigados de los simios y la propia selva. Lo que nos queda claro que los centros deportivos son un mundo por descubrir y que entrenes bien o mal, nos llena de vida, de curiosidades y además de ello, nos entretiene.

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