Hasta Despeñaperros y más allá: el desafío de la gestión del talento en Sevilla.

¡Feliz Año Nuevo, camarada!

Los últimos meses de 2024 he escuchado demasiadas veces la ya manida frase: “Es que de Despeñaperros para arriba, es otra cosa”.

Como orgulloso andaluz adoptado, tengo que decir que no hay profecía autocumplida más clara que esa. Las cosas aquí son más difíciles porque creemos que son más difíciles. No hay cambio porque… ¿para qué hacer el esfuerzo?

Pongamos el foco en un reto crítico: la gestión del talento que enfrentan demasiadas empresas. Quizás la tuya también.

Por un lado, tenemos un sistema educativo rígido y obsoleto a nivel nacional, incapaz de formar personas alineadas con las necesidades reales del tejido empresarial. A nivel local, la concentración de oportunidades en las capitales deja a las empresas periféricas luchando por atraer talento que prefiere quedarse en entornos urbanos.

Para ilustrar este punto, una pequeña empresa tecnológica en Écija compartió recientemente cómo perdió un proyecto internacional porque no pudo contratar un desarrollador senior a tiempo. Este tipo de historias son demasiado comunes.

Además, escalando esto a nivel nacional, los salarios más altos y las oportunidades de ciudades como Madrid o Barcelona seducen a nuestros profesionales más cualificados. Así, el talento abandona Sevilla, reduciendo la capacidad de nuestras empresas para crecer, innovar o competir.

Este es un círculo vicioso: menos talento disponible limita la capacidad de asumir proyectos, lo que reduce la inversión, y debilita aún más la competitividad local, haciendo menos atractivas las empresas para el talento.

Para romperlo, necesitamos un esfuerzo conjunto público-privado. Por nuestra parte, debemos mejorar la gestión interna: ofrecer salarios competitivos, condiciones atractivas, teletrabajo y formación continua. Esto no solo retiene talento, sino que lo motiva a dar lo mejor.

Al mismo tiempo, las alianzas con centros formativos pueden cerrar la brecha entre educación y mercado laboral. ¿Por qué no invertir en “canteras de talento” que formen a las personas que nuestras empresas necesitan?

Por último, urge que el sector público apoye con incentivos fiscales y posicione Sevilla como un destino ideal para trabajar: por su calidad de vida y oportunidades de desarrollo profesional.

Yo ya estoy poniendo de mi parte. ¿Y tú?

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