Recursos fundamentales

Camarada empresario/a,

Seguro que no eres ajeno/a al encarecimiento de las materias primas que provoca tanto un aumento del precio de la cesta de la compra como de los productos manufacturados que dependen de algunas de estas materias.

Este encarecimiento se debe en parte a las trabas al transporte (debido a la geopolítica…y más trabas equivalen a más costes), pero, en mayor medida tiene que ver con formas naturales o artificiales de crear escasez, tensionando los mercados.

Pongamos como ejemplo cuánto tiempo hay que esperar ahora para que te entreguen en el concesionario ese coche nuevo que has comprado, comparado con la disponibilidad y velocidad de entrega anteriores.

Es matemático: la inestabilidad hace que las empresas produzcan unidades en lotes más ajustados, buscando la producción a demanda, para evitar tener almacenes llenos de unidades no vendidas. Si sumamos a esto que los componentes se fabrican con metales limitados y escasos, casi “preciosos”, tenemos la receta para una tormenta perfecta que causa que ya no haya tanta “alegría” fabricando vehículos que puedan acumularse y depreciarse con las fluctuaciones del mercado, a la espera de ser adquiridos, mientras que los costes de las materias usadas en la fabricación de componentes empuja poderosamente los precios de venta al alza. Puesto que el poder adquisitivo se recorta por la depreciación del dinero en el bolsillo del comprador, se ralentiza el mercado, cerrando un círculo vicioso.

Pero… ¿dónde quieres llegar con todo esto? Te preguntarás.

Paciencia, que voy…

Del mismo modo que en el ejemplo, en el funcionamiento de tu empresa, de la mía y de cualquier otra, existen una serie de flujos e interconexiones que hay que tener en cuenta para saber pilotar la nave y llevarla a buen puerto. Estos flujos son movimientos de recursos, que acaban dictando los ritmos y condicionando los resultados.

Y el centro, donde todo esto articula, eres tú, como gerente de tu empresa.

Todo depende de tus decisiones, capacidades, habilidades, pericia y visión.

Pero lo más importante es saber que estos 5 “recursos” no son realmente los fundamentales. Son más bien consecuencias de la gestión que hagas de esos verdaderos “metales preciosos”.

Estos “metales preciosos”, o recursos fundamentales, lo son, por ser escasos, limitados e irrecuperables. De ahí a que su gestión determine todo lo demás.

Sabes de sobra, tú que me lees cada mes, que un negocio llega tan lejos como su gestor sea capaz de crecer o de no limitarse.

Tras mucha observación, considero que esos recursos fundamentales se reducen tan solo a 3: Tiempo, Energía y Atención.

Te adelanto que más de uno y una me ha dicho “¿y qué hay del dinero? ¿no se consideraría recurso fundamental?”.

Si bien el dinero es esencial, ya que es parte de la meta de una empresa (y además herramienta necesaria para alcanzar dicha meta), no califica como fundamental por ser un recurso que viene y va, que puede “regenerarse” o recuperarse a través del uso adecuado de otros recursos (especialmente, los que sí son fundamentales).

Es decir, el dinero es “temporalmente finito”, mientras que los recursos fundamentales son, por definición “definitivamente finitos”, de un solo uso.

Hay una cierta “cantidad” de atención y de energía de las que podemos disponer, durante el tiempo en que estemos realizando nuestra actividad. Y ninguno de los tres volverá. Esto es particularmente sensible (y fácil de observar) con el recurso tiempo.

Además, si no tienes dinero, puedes generarlo de diferentes maneras. Pero jamás podrás generar por ti mismo/a la energía o la atención…y no hablemos de generar tiempo.

En definitiva, los recursos fundamentales son sólo “utilizables”: no pueden generarse a voluntad.
Observemos además que deben aplicarse sin que falle ninguno de los tres:

– Si no dedicas o inviertes tiempo, no puedes realizar una acción concreta, ya que toda acción está atada a un consumo de tiempo. Y el tiempo que dediques a una acción no puedes dedicarlo a otra de forma simultánea.
– Si no pones atención (o foco) en la acción o tarea, la calidad de la ejecución no sería suficiente.
– Si no dispones de energía (física y emocional) para encarar una acción, jamás podrás prestar atención y el tiempo dedicado será tiempo perdido.


Vivimos en un mundo acelerado, con acceso a más información de la que necesitamos y podemos procesar, pero si no somos conscientes de nuestros recursos fundamentales ese acceso a la información que podría ser una bendición, se torna en ruido, confusión, frustración y ansiedad, añadiendo complejidad a nuestra vida y a la gestión de nuestras empresas y negocios.

Piensa, si no me crees, en la enorme cantidad de herramientas disponibles a tu alcance para la gestión del tiempo y la mejora de la productividad. O en todo lo que va saliendo a ritmo frenético sobre gestión basada en datos objetivos (inteligencia artificial, “business intelligence”, etc.).

Pero… ¿por qué el porcentaje de correcta aplicación de las mismas no es tan elevado como cabría esperar o sería deseable?

La respuesta, camarada empresario/a, está en que, para aplicar herramientas altamente sofisticadas, primero hay que tener un buen dominio de los recursos fundamentales. Antes de correr, hay que saber andar.

Brindo por tu éxito, y me despido hasta el próximo mes.

** Las opiniones expresadas en los artículos de ‘Voces de Experto’ en PYMES Magazine son de exclusiva responsabilidad de sus autores, no comprometiendo la postura editorial de la revista. Tampoco nos hacemos responsables si se ha usado la IA para escribir el artículo.

Comparte esta noticia:

NOTICIAS RELACIONADAS