¿Qué es el sexting o sexteo y por qué supone un riesgo para tu hij@?

Por Mª Ángeles Sánchez psicóloga infantil de Crecer Gabinete de Psicología Infanti

El sexting es una palabra inglesa que hace referencia a enviar o recibir mensajes de texto, imágenes o vídeos de claro contenido sexual por teléfono o por Internet. Puede incluir fotos de una persona desnuda o prácticamente desnuda, vídeos donde se muestran actos sexuales o gente desnuda, y mensajes de texto que proponen mantener relaciones sexuales o hacen referencia a actos sexuales.

¿Por qué l@s adolescentes envían este tipo de mensajes?

La mayoría de l@s adolescentes, por no decir tod@s, tienen móviles, tabletas u ordenadores con acceso a internet y a diferentes redes sociales que pueden usar estando a solas, por lo que es muy fácil que creen y compartan fotos y vídeos personales sin que lo sepan sus progenitores.

Muchas chicas hacen sexting a modo de broma, para llamar la atención o porque los chicos las presionan a hacerlo. Para algun@s adolescentes, es prácticamente una conducta normal, una forma de ligar, de parecer o ser “guay” o de ser popular. A esto se une el que es frecuente que salgan a la luz fotos o vídeos de contenido sexual de personajes famosos que, en vez de avergonzarles suelen aprovechar para obtener más fama y reconocimiento.

¿Qué problemas puede conllevar el sexting?

L@s adolescentes deben saber que los mensajes, fotos o vídeos que se envían nunca son realmente privados ni anónimos. Aunque estén pensados solo para una persona en concreto, una vez enviados se deja de tener el control sobre ellos y en pocos segundos pueden estar a la vista de todo el mundo. Mucha gente los puede ver y puede ser imposible borrarlos de Internet.

Si se hace pública una imagen comprometedora o se envía a otras personas es muy probable que tu hij@ pueda sentirse humillad@, avergonzad@ y ridiculizad@ públicamente. Todo esto puede hacer que tu hij@ entre en una espiral de cuestionarse la imagen que tiene de sí mism@ y su opinión sobre l@s demás y el mundo que le lleve a una depresión y a otros problemas de salud mental.

¿Cómo puedes ayudar a tu hij@?

Como adolescente a tu hij@ le puede costar calcular las consecuencias a medio y largo plazo de sus actos impulsivos y pueden no entender que no es necesario ni saludable “compartirlo todo” ya que hay cosas que forman parte de la intimidad y cosas que es aconsejable compartir sólo con personas de tu confianza o que tu elijas. De igual manera tiene que saber y entender que determinadas cosas que publique en este momento pueden influir o poner en peligro su reputación en el futuro.

Para que tu hij@ tenga claro lo anterior debes explicarle, desde que es pequeñ@ y con frecuencia, que las fotos, los mensajes de correo electrónico o los mensajes de texto pueden existir para siempre en el ciberespacio y que, en cuanto se envían, no se pueden, o son muy difíciles, de recuperar.

También puedes enseñarle a que se haga la siguiente pregunta antes de enviar o publicar cualquier cosa: ¿me gustaría que cualquier persona viera esto? Si la respuesta es no, entonces no debería enviarlo ni publicarlo.

Hazle saber que cualquier foto tomada en el teléfono se puede reenviar a sus amig@s, publicarse en Internet o imprimirse y distribuirse por lo que es importante que esté segur@ que no le importa que esa foto sea vista por cualquier persona. De igual manera, debe saber que incluso enviar imágenes a la pareja puede crear problemas si esta la distribuye después de romper.

De igual manera, es conveniente que hables a menudo con tu hij@ sobre la responsabilidad personal, los límites personales y cómo resistir a la presión de grupo. Que le quede claro que tod@s tenemos temas privados o íntimos que sólo compartimos con determinadas personas y que no estamos obligados a compartir nuestros asuntos con todo el mundo ni hacer cosas que no nos apetezcan simplemente por el qué dirán l@s demás. 

Y finalmente, déjale bien claro que de vez en cuando revisarás sus mensajes y fotos y que habrá consecuencias si te enteras de que hace sexting tales como confiscarle los dispositivos electrónicos y ponerle límites sobre cuándo y cómo puede utilizarlos.

¡No te vayas! ¡Sigue leyendo!

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