¿Por qué no deberías darle una pantalla a tu hij@ si tiene menos de 3 años?

Desde que en 2017 un estudio de la Reunión de Sociedades Académicas Pediátricas constató que, dos de cada diez niñ@s de entre seis meses y dos años pasaban una media de 28 minutos al día usando las pantallas y que eso afectaba a su desarrollo del lenguaje y que por cada incremento de 30 minutos de tiempo con una pantalla móvil se incrementaba un 49 por ciento más el riesgo de sufrir retrasos del lenguaje expresivo, no han parado de aparecer estudios que demuestran esta relación. Tanto es así que todas las asociaciones de pediatría desaconsejan el uso de cualquier tipo de pantallas para niñ@s menores de dos años. 

Además, el abuso de las pantallas no solo provoca problemas de lenguaje en menores, sino que se ha demostrado que dicho abuso en niños y niñas menores de 3 años lleva aparejados problemas de irritabilidad y ansiedad porque tienen lo que necesitan de forma muy rápida, los estímulos les sacian rápidamente, y cuando llegan a la etapa escolar tienen más déficit de atención. 

Tenemos que saber que el uso y abuso de pantallas en menores altera el desarrollo natural de su cerebro ya que l@s estamos exponiendo a una gran cantidad de estímulos a los que su cerebro, aún inmaduro, no está preparado para procesar y por tanto, eso tiene consecuencias en el desarrollo de l@s mism@s. 

Tanto es así que los datos informan de que cada semana al menos tres niñ@s son derivados a programas de refuerzo de atención psicológica y de logopedia por sus pediatras tras confirmar que padecen retraso en la adquisición del lenguaje como consecuencia de una exposición excesiva a las pantallas. 

Desgraciadamente muchos son los niños y niñas que pasean, comen y se acuestan y se despiertan con los estímulos visuales y sonoros de una pantalla, pero sin el ‘feed-back’ que proporciona la interacción con sus progenitores. 

Y recalco “desgraciadamente” porque el lenguaje se desarrolla gracias a la interacción del niñ@ con su entorno. Sus progenitores y cuidadores son sus principales modelos lingüísticos y de la cantidad y calidad de las interacciones con l@s mism@s dependerá el adecuado desarrollo del lenguaje del pequeñ@.

Así, la mejor manera de ayudar a desarrollar el lenguaje de un niño o una niña es interactuar con ell@s a diario mientras comen, a la hora del baño, a la hora de dormir, cuando paseamos… Se sabe que un@ niñ@ es capaz de reproducir la mitad de las palabras que conoce por lo que a mayor interacción y riqueza en el vocabulario que usemos a la hora de interactuar con él o ella mayor y mejor será su conocimiento del lenguaje y su manejo. 

Y el problema acaba de comenzar ya que hay un consenso generalizado entre l@s profesionales que trabajan o atienden a menores de que esto es un problema importante que irá a más. Hasta ahora el foco sobre los problemas derivados de la adicción al móvil y a las pantallas se había puesto sobre l@s adolescentes pero la realidad es que hay un problema real y muy importante en menores de 3 años, especialmente después de la pandemia. 

Durante la pandemia han sido much@s l@s menores que han estado expuestos a pantallas muchas horas debido a que sus progenitores tenían que conciliar su vida profesional con la familiar a lo que se une que, debido a las mascarillas, no han podido estar expuestos al lenguaje no verbal que tanta información nos proporciona y nos sirve para contextualizar el mensaje que nos quieren o queremos transmitir.  

El motivo o las razones que hacen que las pantallas interfieran en el desarrollo lingüístico de l@s menores son varias, pero algunas de las más destacadas son:

  • Limitan la interacción verbal tan necesaria para el desarrollo del lenguaje. Si un niño o una niña pasa mucho tiempo frente a las pantallas está perdiendo oportunidades para la interacción verbal con l@s adultos y con otr@s niñ@s, limitando así su exposición al lenguaje y retrasando su desarrollo lingüístico.
  • Exposición a un lenguaje menos sofisticado. La mayoría del contenido en los dispositivos electrónicos, como programas de televisión o videos en línea, no están diseñados para fomentar el desarrollo del lenguaje y pueden contener un lenguaje menos sofisticado. Esto puede limitar la exposición del niñ@ a palabras y estructuras lingüísticas más complejas, lo que puede retrasar su desarrollo lingüístico.
  • Interfieren con el desarrollo de habilidades sociales. La interacción social es importante para el desarrollo del lenguaje, ya que el niño o la niña necesita interactuar con otr@s para aprender a comunicarse y comprender el lenguaje.  
  • Pueden reemplazar otras actividades importantes que también son necesarias para el desarrollo del lenguaje, como la lectura de libros o la participación en actividades de juego simbólico.

A todo lo anterior hay que añadir otras consecuencias no deseadas como son que estamos acostumbrando a los niños y niñas a la superestimulación por lo que cuando llegan a la etapa escolar se aburren. Asimismo, se sabe que este uso abusivo de las pantallas les lleva a tener un mal manejo de las emociones, falta de concentración, poco autocontrol, inmadurez emocional y dificultad para las habilidades sociales así como problemas físicos como hipertensión, obesidad y problemas oculares.

Concluyendo, igual que no le darías a tu hijo o hija otro tipo de drogas ¿por qué sometes su cerebro en desarrollo a esta nueva forma de adicción que son las pantallas?

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